jueves, 14 de junio de 2007

Diario


Hace unos días decidí desempolvar los viejos recuerdos de la infancia. Merodeé por la red buscando la sintonía de mi niñez, concretamente una canción que solía bailar mirándome al espejo con una chaqueta vaquera de mi padre. Como cualquier niño soñaba con mundos distintos, fantaseaba con cuentos de hadas y me embargaba de la emoción de un nuevo día. Todo era un descubrimiento y recuerdo los escasos días felices, que una vez obtuve. Eran tiempos de juegos y lágrimas. En aquellos momentos yo era un niño diferente, distante y a la vez jovial. Mis problemas los pagaba con las pinturas de acuarelas y los lapiceros, me enfurruñaba y golpeaba la puerta en busca de un desahogo que no venía. Sólo había dos canciones que me apagaran, que me hicieran sonreír. Sé que son dos clásicos de la época de los ochenta, década sicodélica de grandes cambios, y que todos tendrán en su cabeza la voz del gran Tino Casal. Cuando escuchaba su voz, su letra sobre desamor y desgarro de sentimiento, yo era un ser completamente distinto. Hay muchos autores que han influido en mí, de distintos estilos, pero él era mi ídolo.

Me siento como uno de sus tantos personajes atrapados en la desidia cotidiana, engalanado con la magia de unas palabras inexistentes y convocados a los sueños de agridulce sabor. Sonreír ante el espejo mientras su bruja sonaba en un tocadiscos machacado o Alaska repitiendo su célebre frase “A quién le importa”. Soy un niño engendrado con canciones de una época que se fue y no volverá, jamás habrá artistas tan irrepetibles. Citando y modificando una de tantas canciones que cantó Casal “Me siento náufrago victima de la locura de los buenos recuerdos”. Soy un extraño que nadie entiende, pero siempre fui así y hubo una época que no importó nada. Aún recuerdo mi tierna voz por el pasillo de aquel caserón repitiendo sin cesar el nombre de Eloise, tendría no más de cinco años pero se quedó grabado a fuego. Mi padre siempre me miraba con repudio, me arrancaba la chaqueta y me insultaba diciendo que era música de afeminados. Yo jamás fui un afeminado, jamás fui un invertido y mucho menos un sinvergüenza como él.

Siempre me sentí atraído por las viejas letras que rondaban por mi cabeza. Hoy mismo he hondeado en la yaga y he puesto los altavoces, a esta chatarra al que llamo ordenador, para bailar como hace años. Volví a disfrutar con viejos sueños estrellados en la pared. Después de más de dos horas me reflejé en el espejo del cuarto de baño, mi mirada estaba perdida y la sonrisa de demonio apareció sin duda alguna. Estoy marcado por mi época, por la movida, por la libertad que sufrimos hace años y por la energía que se desgastaba poco a poco mientras Locomía la esparcía con sus abanicos junto con Miguel Bosé, que me mostró que era ser un amante bandido o como desear ganar cueste lo que cueste. Sin duda vinieron a mi mente las risas, los tiempos de juegos con mis amigos de la niñez junto con los veranos escasos correteando desnudo por la playa.

Como ves, mi querido diario, he vuelto a la infancia. Me siento un niño a punto de descubrir la magia de la vida y la desgracia de la muerte, con curiosidad y pavor. Me remodelé a mi mismo, durante años he ocultado lo que era y quien era. Bajo una capa de piel, carne, huesos y ropas baratas yace mi alma brincando para alcanzar la libertad. Soy un ángel, el ángel más oscuro de las tinieblas, pero a la vez un rufián lleno de alborozo que recorre el mundo con su sarcasmo fresco vendiéndolo al consumidor ordinario. Sé que soy distinto, raro y quizás os dé miedo descubrirme…pero sois las páginas de mi libreta…

Seguiré siendo un niño atrevido que espía bajo las escaleras para ver la ropa interior de las niñas, aquel que se esconde en el lavabo de chicos porque es un morboso o simplemente el alocado infante que persigue a todo el mundo desafiándolo con sus bolsillos llenos de insectos. Soy un niño, hoy he vuelto a serlo, después de rememorar lo que fui y que aún soy. Aquel que se introducía en los mundos de Edgar Alan Poe y animaba a los malos de los cuentos. Sonrío ante la locura y la cordura me persigue, pero soy demasiado rápido para que alcance de nuevo a mi alma. Quiero ver el mundo con los ojos de aquellos días, sin perjuicios y lleno de ilusión por vivir…aunque sé que estoy muerto, que he fenecido y en contadas ocasiones resucito para reírme con todo lo que una vez amé.



Embrujada-Tino Casal.


Hace tiempo que vive en un cuento,

del cual no quiere salir,

encantada duerme con la almohada,

y se olvidó de reír.

Dicen que es la bruja,

con tacón de aguja,

aliada de Lucifer,

cuentan que era estrella,

pero la botella,

acabó con ella hasta enloquecer.

Stop mi hadaestrella invitada

víctima del desamor,

sube al coche,reina de la noche,

olvida tu mal humor.
Embrujada vive encadenada,

a un viejo televisor,

ideas a manta,

cuentan que fue musa,

de algún mediocre pintor.

Todo era derroche,

reina de la noche

¿quien te ha visto y quien te ve?

cuentan que eras sexy

rutilante estrella

pero la botella acabó con tu poder.

Esta es mi bruja,con tacón de aguja,

víctima del desamor,

date prisa envuélvete en la brisa,

olvida tu mal humor.

Esta es mi hada

estrella invitada

víctima del desamor.
Esta es mi bruja,

con tacón de aguja,

víctima del desamor,

date prisa envuélvete en la brisa,

olvida tu mal humor,Stop.
Esta es mi hada,

juegos de venganza,

víctima del desamor,

sube al coche,

reina de la noche,

olvida tu mal humor.

Esta es mi hada,

estrella invitada,

víctima del desamor,

sube al coche,

reina de la nocheo

lvida tu mal humor

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Sabés? tu cancionsita de la infancia no deja estudiar a mi hermana xd la tengo a todo volumen, está muy buena.

Con respecto al texto... me encantó, ¿sacudiendo las telarañas del pasado? disfruta mientras puedas recordar, recuerda lo bueno. Es curioso pero yo no recuerdo casi nada de mi infancia, por algo será...quizá algún bloqueo.

saludos

{Iwaki and Katou} <3 [Tócame]

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