Amor de un infeliz
Las rosas marchitas sobre mi cuerpo
El aroma de un sueño interrumpido
Mi se sangre seca sobre mi corazón muerto
Al igual que los momentos que no he vivido
Despierto cada anochecer con necesidad
De algo más que recobrar mi vida pasada
Sino de sangre la cual me da vitalidad
Tomando a humanos como posada
Mi vino es la vida que tú malgastas
Tomo entre mis labios sorbos deliciosos
Mientras mi alma por las calles se arrastra
Enclaustrada en mi máscara de joven hermoso
Estoy cansado de vagar sin rumbo fijo
De ser un espectro en el mundo de los vivos
De suplicar por un sueño placentero
Y de terminar con mis pasos en lo eterno
Quiero morir decentemente en mi lecho
Sintiendo el descenso de latidos en mí pecho
Sentir que muero lentamente por causas naturales
Pero eso es imposible y son deseos irreales
Lloro cuando te veo venir a verme
Cada vez más anciano, ya dejaste de ser imberbe
Has caminado por la edad adulta y vejez
El tiempo ha sido tu peor juez
Mi amor, cuantos sueños rotos por mi culpa
Cuantas charlas te he escuchado ante mi tumba
Mientras sonríes amargamente hablándome de tu vida
Y de que sin mi sigues siendo un suicida
No has querido morir porque sientes mis caricias
Esas que te regalo cuando duermes en nuestra cama
Piensas que me fui y que solo te quedó mi alma
O un sentimiento de emociones ficticias
Dices que me imaginas vestido como hace cincuenta años
Cuando éramos amantes y lo ocultábamos entre lágrimas
Dijimos de huir a Francia, vivir del arte, y pasar página
Ser uno para el otro y nada para el mundo, como seres ermitaños
Mi vida hecho de menos poder besar tus labios
He sido tentado mil veces por mis instintos
Y convertirte en lo que soy, hacerte distinto
Pero conmigo no podrá ni Dios ni el Diablo
Sé que si supieras en lo que me convertí aquella madrugada
Me hubieras dejado, te hubieras marchado
Sé que soy egoísta y que el dolor te ha machacado
Y que por ello decidí desaparecer para que seas mi guarda
Te he hecho daño y aún sigues amándome. Sigues amando mi nombre mientras pasas las yemas de tus dedos por las letras de mi nombre, lo haces para recordarme. Lo haces por el amor que te tenía y por las noches en las que te visito. Desearía verte joven de nuevo a mi lado, por ello no me marcho y sigo viviendo a este otro lado. Cuando fenezcas yo me inmolaré al sol, tomaré el aspecto de Ícaro. Pero aún déjame desearte una vez más. Sé que tras tus arrugas, tus cabellos canos, tus ojos enturbiados por las lágrimas y la mala visión que ahora albergan…que tras la fachada de anciano esta el joven de diecisiete años que me hablaba de sueños imposibles. Por ello te sigo queriendo, por ello te sigo visitando y por ello moriré cuando dejes de existir…cuando seas polvo y yo cenizas en el aire. Siempre serás ese Ángel Infernal al que adoro…mi propio Dios.
El aroma de un sueño interrumpido
Mi se sangre seca sobre mi corazón muerto
Al igual que los momentos que no he vivido
Despierto cada anochecer con necesidad
De algo más que recobrar mi vida pasada
Sino de sangre la cual me da vitalidad
Tomando a humanos como posada
Mi vino es la vida que tú malgastas
Tomo entre mis labios sorbos deliciosos
Mientras mi alma por las calles se arrastra
Enclaustrada en mi máscara de joven hermoso
Estoy cansado de vagar sin rumbo fijo
De ser un espectro en el mundo de los vivos
De suplicar por un sueño placentero
Y de terminar con mis pasos en lo eterno
Quiero morir decentemente en mi lecho
Sintiendo el descenso de latidos en mí pecho
Sentir que muero lentamente por causas naturales
Pero eso es imposible y son deseos irreales
Lloro cuando te veo venir a verme
Cada vez más anciano, ya dejaste de ser imberbe
Has caminado por la edad adulta y vejez
El tiempo ha sido tu peor juez
Mi amor, cuantos sueños rotos por mi culpa
Cuantas charlas te he escuchado ante mi tumba
Mientras sonríes amargamente hablándome de tu vida
Y de que sin mi sigues siendo un suicida
No has querido morir porque sientes mis caricias
Esas que te regalo cuando duermes en nuestra cama
Piensas que me fui y que solo te quedó mi alma
O un sentimiento de emociones ficticias
Dices que me imaginas vestido como hace cincuenta años
Cuando éramos amantes y lo ocultábamos entre lágrimas
Dijimos de huir a Francia, vivir del arte, y pasar página
Ser uno para el otro y nada para el mundo, como seres ermitaños
Mi vida hecho de menos poder besar tus labios
He sido tentado mil veces por mis instintos
Y convertirte en lo que soy, hacerte distinto
Pero conmigo no podrá ni Dios ni el Diablo
Sé que si supieras en lo que me convertí aquella madrugada
Me hubieras dejado, te hubieras marchado
Sé que soy egoísta y que el dolor te ha machacado
Y que por ello decidí desaparecer para que seas mi guarda
Te he hecho daño y aún sigues amándome. Sigues amando mi nombre mientras pasas las yemas de tus dedos por las letras de mi nombre, lo haces para recordarme. Lo haces por el amor que te tenía y por las noches en las que te visito. Desearía verte joven de nuevo a mi lado, por ello no me marcho y sigo viviendo a este otro lado. Cuando fenezcas yo me inmolaré al sol, tomaré el aspecto de Ícaro. Pero aún déjame desearte una vez más. Sé que tras tus arrugas, tus cabellos canos, tus ojos enturbiados por las lágrimas y la mala visión que ahora albergan…que tras la fachada de anciano esta el joven de diecisiete años que me hablaba de sueños imposibles. Por ello te sigo queriendo, por ello te sigo visitando y por ello moriré cuando dejes de existir…cuando seas polvo y yo cenizas en el aire. Siempre serás ese Ángel Infernal al que adoro…mi propio Dios.
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