Diario

Frente un vaso de wisky con dos cubitos de hielo, que se derretían lentamente en el alcohol, mientras mi mirada se quedaba fija en un punto sin final. Las lágrimas se vertían por mis mejillas y mis desgracias se derramaban en el hueco de mi alma. El dolor a duras penas me dejaba respirar, pero aún sonreía a la tragedia. Un trago no calmó el nudo de mi garganta, a la vez sentí como tambaleaban mis labios sobre el cristal. Yo tan sólo quería creerme la ilusión más hermosa del mundo, sin embargo la realidad destrozó mi corazón pétreo y se lo regaló a la oscuridad. Si bien puedo seguir siendo el mago de los sueños, conquistar nuevas metas y seguir durmiendo. Dicen que jamás volveré, que me he perdido en viejos laberintos y el Fauno se burla de mí junto con al Minotauro. Soy el ángel que sigue viviendo sobre la faz de la tierra, sin alas y con la espalda ensangrentada; aunque mi verdadero nombre es el de un bohemio, un hombre estúpido del que muchos se avergüenzan y se burlan.

Cuando era pequeño anhelaba ser mayor para librarme de los idiotas, de aquellos que me señalaban y me hacía caminar con una cruz a cuesta. Sin embargo en estos momentos tres idiotas se han mofado de mí, un cobarde no me valora ni como amante ni como amigo, un payaso se cree rey del mundo y un loco se cree más cuerdo que yo. Todos intentan destruirme y tan sólo hay una isla de desgraciados de sonrisas amables que me acompañan. Yo soy el capitán de un navío perdido a la deriva, mis hombres sollozan las crueldades y se aferran a la bandera ajada que es nuestro emblema. Puedo dirigir a los míos a un cruel fin, mi final infeliz.

Tan sólo soy un borracho que juega con la vida a las damas porque jamás entendió el ajedrez. Mi alma se envenena con las lágrimas y caigo sobre la barra del bar. No tengo donde ir, donde esconderme para esfumarme. Me duele todo, me duele la nada que hay en mí. A veces he pensado en el suicidio y he jugado con el hilo de la parca, si bien la tijera no logró cortar la maldita hebra. Mis delirios son lo poco que me queda, lo poco o nada que soy. Muchos me han preguntado como sobrevivo muriendo cada día, pero todos lo hacemos desde que venimos a la vida, si bien yo lo intento con ahínco en cada segundo. Soy libre, eso dicen, para tomar las armas y luchar como están acostumbrados a que haga…si bien no quiero. Quiero dejarme llevar por el paso del tiempo, perderme en las profundidades de un lugar extraño y no ser recordado.

No sé si estoy depresivo o tan sólo harto de dar todo y recibir tan sólo silencio… no sé si ya me cansé de ser bueno y alocado, de posar mis manos sobre las de otros y luchar por ellos, cansado de mi mismo… si bien no puedo evitarlo siempre vuelvo al día siguiente sonriendo a la luna, intentado quizás olvidar el pasado. Mis ojos rojos, mis labios gruesos mojados en alcohol y mi ropa maltrecha es hoy lo que me engalana para mi muerte. Hoy me suicido de nuevo en esta noche triste, mañana resucitaré quizás olvidando el amor que te di y que jamás te mereciste. Muy pocos se dan cuenta de lo que esta pasando, un reducto de ilusionistas que junto conmigo han caído en las redes de la emotividad.

Quiero que quede claro que sigo reinando…

Que soy egocéntrico, luchador, bohemio, distante en ocasiones y aferrado a mis fantasías…

Quiero dejar constancia de mi amargo diario…

Que quiero tener pareja, alguien que este ahí y no sea tan sólo para sexo. Necesito unos labios que susurren las palabras precisas para dejar de llorar, unas manos que acaricien mi rostro para secar el llanto y momentos preciosos que merezcan la pena de verdad. Deseo tener un amante, un confesor y un amigo en una misma persona… creer en alguien y que crean en mí, que no me miren con odio o rechazo y que jamás renieguen de mí. No importa la belleza física, si bien adoraría que fuera un joven estúpido para que me haga compañía en mi necedad profunda.

Yo tan sólo quiero ser amado y deseado… tan sólo quiero sentir comunión de almas por una vez… quiero enamorarme de alguien que realmente valga la pena y no de míseras marionetas sin sentimientos…