viernes, 14 de diciembre de 2007

Diario






Denis, así se llamaba aquel maldito. Era un día de pesadilla y él lo convirtió en un campo de batalla contra mi erotismo. Se presentó ante mí como un pintor bohemio y descarado, yo sonreí y me eché un trago de whisky para saciar mi sed. Se sentó a mi lado para comenzar una conversación que poco me iba a importar. Asentía y sonreía descarado mientras espiaba cada gesto de sus facciones humanas. Mis dedos rodaban por el borde del vaso, el hielo se derretía y mi mano izquierda se posó en su entrepierna. Él no la apartó, tan sólo abrió mejor sus piernas y me susurró al oído que yo a él también le atraía. Di otro sorbo largo al vaso, para luego darle a probar la bebida a Denis de mis propios labios. Mi lengua jugaba entre las paredes de su boca, él se echó hacia delante y noté entonces la excitación que ocultaban sus pantalones.

-Vamos a mi hostal.-Susurró después de aquel beso.-Tienes encanto y tus besos son de ensueño.-Murmuró posando sus labios sobre mi cuello y yo tan sólo me dejaba llevar.-Serás la inspiración de mis nuevas pinturas.-Creo que pensaba que era un estúpido adolescente perdido en medio de París.

-Estaría más que encantado de que me plasmaras en tus obras, Denis.-Susurré clavando mis ojos violáceos en los suyos de oscuras cenizas.

-¿Cómo he de llamarte?-Preguntó percatándose de que yo no lo había dicho, de que se había centrado en su cacería sexual y no en saber quién era su acompañante.

-Puedes llamarme como lo desees.-Dije divertido jugando con mis manos sobre la corbata roja que ocultaba los ojales de su camisa oscura.

-Te llamaría ángel ahora mismo, pues tienes el rostro de un arcano, sin embargo me regalas el pecado de los infiernos.-Murmuró para regalarme otro de sus besos cálidos y pasionales.-Te llamaré Demian.-Dijo mordiéndome el lóbulo de mi oreja izquierda.

Mi mano bajó la cremallera de su bragueta y hurgué entre su ropa interior hasta que pude agarrar su miembro. Él como un animal instintivo tapó el movimiento de mi mano con su chaqueta. Era un local de ambiente, sin embargo pretendía ser discreto. Mientras que yo le provocaba con mi mirada y mis dedos, él desató mis cabellos oscuros para acariciarlos y alborotarlos. Una de sus manos agarró mi cabeza atrapándome más aún de lo que ya lo hacía, la otra se deslizó por detrás del respaldo del asiento y me agarró por la cintura. Cambié entonces la mano con la que acariciaba su sexo, usé entonces la derecha, y con la otra acaricié su rostro para luego posar mis dedos sobre sus labios.

-Vayamos a tu habitación en ese hostal.-Musité entrecerrando los ojos.

En unos minutos estábamos caminando por los callejones de París y la luna llena iluminaba como bien podía el cielo de aquella ciudad. Corrimos los últimos metros y subimos con desespero hasta su habitación. Él se tumbó sobre la cama y yo tiré de su corbata, mordí sus labios y luego los lamí. Quité con rapidez el nudo de la corbata y los botones de su camisa para poder acariciar su torso. Besé cada trozo de piel arrojando su camisa al suelo. Bajé lentamente lamiendo, besando, mordiendo y en definitiva usando el roce de mis labios, hasta el borde del pantalón. Desabroché el cinturón, lo dejé caer, y luego bajé la cremallera y los pantalones junto a los zapatos. Le dejé desnudo casi al completo, salvo por la ropa interior y los calcetines, pero no duró ni segundos de aquella forma. Cuando contemplé su cuerpo completamente excitado y expectante sin un milímetro de tela sonreí con descaro. Yo me quité mi chupa de cuero, también mi camisa de rokero empedernido y también mis vaqueros. Él vestía como un ejecutivo, si bien las prendas no eran demasiado caras aunque sí formales, y yo como un adolescente escapado de casa, cosa que no era y como bien había dicho le daba el placer de los infiernos, mi hogar. Mi boca se apoderó del inicio de su hombría, mis manos manipulaban sus testículos y mis ojos se clavaban en los suyos. Mi lengua recorría con esmero cada centímetro enroscándose, como una serpiente en una rama, y mi boca apretaba con fuerza aquella erección. Denis se incorporó y me apartó de su entrepierna para besarme y susurrar que estaría bien que hiciéramos otra postura, como así hicimos. Mi miembro fue cubierto por el calor y humedad de se hallaba tras sus fauces, el suyo también estaba en la mía dándome a probar su sabor. Lo que normalmente llaman un sesenta y nueve es lo que comenzamos a hacer. Gemí ante su maestría y él hacía lo mismo ante el movimiento rítmico de mi cabeza. Me aparté y él me miró confuso, hice que se girara y comencé a masajear su espalda además de besarla. Cuando llegué a sus nalgas las mordí, lamí e introduje la punta de mi lengua en su entrada. Al introducir dos de mis dedos él tembló y se le erizaron los vellos de cualquier zona de su piel. Jugué con aquella zona durante un par de minutos antes de sumergirme en él. Estaba recostado sobre la cama, lo pegué al colchón e hice que abriera bien las piernas. Mis garras agarraban bien sus cabellos y mis movimientos eran profundos pero lentos. Gritó ante mi envergadura sin embargo con aquel ritmo comenzó a gemir y yo a descontrolarme. Acabó por arrodillarse en la cama mientras recostaba bien su pecho sobre las sábanas. Salí de él y rocé mi miembro por su espalda, luego le di la vuelta y observé su mirada de adorador de mis caricias. Entonces levanté sus piernas y me apoyé anclándome bien a sus caderas. Mi sexo entró triunfante nuevamente en su interior y comprobé como él tiritaba de lujuria mientras su figura se bañaba en sudor. Cuando salí nuevamente hizo un gesto de desesperación y yo reí tumbándome a su lado.

-¿Quieres cabalgar pequeño?-Dije masturbándome haciendo que reaccionara arrojándose sobre mí. Se sentó sobre mi vientre y se introdujo mi virilidad. Como una daga se clavó en sus entrañas y comenzó a gemir en cada movimiento. Su esencia no tardó en surcar el aire salpicándonos. Yo tan sólo comenzaba a calentarme, a apoderarme de su energía. Le aparté y arrastré hasta el suelo para ponerlo de rodillas. Él vino a cazarme y terminó siendo mi esclavo, eso quizás le desquiciaba aún más ante la visión de mi sexo.-Sácalo todo, deja vacía mi arma.-Di una orden y Denis la siguió. Su boca se hizo extensión de mi cuerpo y dejé que mi esencia se liberara descargando por completo en su garganta.-Trágala toda, será tu alimento.-Un hilillo blanco caía por el contorno de sus labios y sonreí al comprobar que hacía lo que decía, sin embargo no esperaba lo contrario. Me aparté de él y di pequeños golpes con mi miembro en su boca, luego acaricié con él sus pómulos.-Saca la lengua.-Dije para pasar la punta de mi arma sobre sus papilas gustativas. En ese instante le empujé y dejé que se recostara sobre el suelo, yo me senté sobre su entrepierna y comencé a moverme. Mis manos recorrían su torso y él dejó que nuevamente su esencia se liberara cargándome de toda su energía. Sus ojos se quedaron vacíos de vida y su expresión era la de la dulce muerte. Reí jactándome de lo idiota que fue, sin embargo me recosté sobre su pecho y besé su cuello. Por alguna extraña razón quería seguir a su lado y que él me correspondiera con un abrazo. Pero esta es la desgracia de un incubo…el placer lo sentiré siempre y nunca el amor correspondido.

-Denis.-Susurré jugando con sus cabellos dorados.-No podrás pintarme querido.-Mascullé dejando que una lágrima bañara mi rostro.-Pero quiero que sepas que jamás olvidaré que me alimentaste regalándome hasta tu último aliento.-Besé dulcemente su rostro y me alejé de él. Me vestí llevándome su camisa que aún conservo y a veces me pregunto que hubiera sucedido más tarde si yo no fuera lo que soy. Tal vez me hubiera usado como yo a él o quizás me hubiera dado por fin lo que he deseado eternamente…amor…porque todo es posible en París.





P.D A esos inútiles... Si no os gusta lo que pongo no leais, nadie os obliga y mucho menos dejéis vuestros patéticos comentarios...os ahorraríais tiempo.



P.D2 Romanus te dedico este texto puesto que es como lo deseabas.

1 comentario:

Francisco Joaquín Marro dijo...

se que por lo general mis comments te hacen enojar, pero dejame decirte esto: me gusto tu relato y la imagen de la tour eiffel me hizo recordar una cancion del grupo La Union... muy indolente tu protagonista,por un momento pensé que seria un romantico ligue parisino, jjj.,.. buen detalle lo del incubo

{Iwaki and Katou} <3 [Tócame]

LA HOMOSEXUALIDAD NO ES UNA ENFERMEDAD

Di NO a la Homofobia, la peor enfermedad