domingo, 23 de diciembre de 2007

Diario







Era el día de navidad y no se escuchaba ni un alma en toda la casa. Armand descansaba en el piso superior abrazado a Marius, Louis remoloneaba en aquella amplia cama con dosel que le había preparado, mi madre agarraba el libro sobre botánica que semanas antes le había regalado, las gemelas abrazaban a Jesse en un amplio colchón cerca de la habitación del pelirrojo y yo me encontraba en el salón jugando al solitario. Jamás podía dormir, los nervios de desear tocar los regalos y abrirlos al fin me podía. Era como un niño, sin duda, y me dedicaba a preguntarme qué era lo que había tras el papel celofán tan bien arreglado. El resto llegarían mañana y todos nos reuniríamos en la sala principal.

-¿Qué haces?-Preguntó soñoliento mi hermosa criatura, se aproximó a mí y besó mi rostro. Cuando se sentó se frotó uno de sus bellos ojos, son delirantes cuando profundizan en ti y te ruegan.

-No puedo dormir.-Respondí contemplando las persianas cerradas a cal y canto.

-¿Por los regalos? Se darán a la noche cuando vengan todos.-Dijo acariciando mis cabellos para atarlos bien a mi coleta.-Ven a la cama.-Susurró dulcemente enlazando una de sus manos en las mías. Tiró de mí y con sensualidad me hizo subir hasta el segundo piso, en el tercero estaba el resto de camastros.

-No puede ser Louis.-Dije cuando noté como desnudaba mi pecho y lo acariciaba con deseo mientras se mordía los labios.

-¿Por qué?-Preguntó dolido.-¿No soy tu amante? ¿Amas a otro?-Comentó dejando caer una de sus lágrimas por su rostro, aquella huella roja me desconcertó y debilitó. No quería dañarlo, pero sí, amaba a otro y ese otro dormía placidamente junto al pelirrojo.-Es Marius, ¿verdad?-Dijo temblando cuando se desnudaba a prisa. Su cuerpo desnudo, tan níveo y perfecto quedó ante mi mirada.-Dime ¿soy horrendo?-Susurró abrazándose a mí para acariciar mi entrepierna.-¿A caso no se dar placer?-Dijo rebajándose con aquel tono de voz de chico de alquiler.-Te amo Lestat, te deseo y necesito.-Su cuerpo tembló estremeciéndose.

-Louis para, te lo suplico.-Susurré apartándolo intentando no llorar, como él, y ser fuerte aceptando las consecuencias de mis actos.

-No puedo, quiero que vengas a la cama amor mío.-Dijo escabulléndose de mis brazos que lo apartaban lejos de mi cuerpo. Me abrazó y pegó sus labios a mi cuello.-¿A caso no somos matrimonio? Sí un matrimonio infernal, eso somos.-Susurró dejando caer su aliento en el cuello de mi camisa.

-Eso fuimos hace mucho tiempo, tú te alejaste de mí e inventases mentiras demasiado crueles que perdoné. Te traje a mi lado nuevamente y no supiste aprovecharlo.-Dije haciendo un inciso para tomar aire y fuerzas.-Marius estuvo ahí, me dio su apoyo y su calor.-Comenté haciendo que se despegara.

-¡A caso ese tiene mi cuerpo!-La verdad que físicamente él estaba más fino y sus nalgas eran más prietas, pero el rostro de Marius cargado de sabiduría junto a su delicada piel me deslumbraba.-¡¿Qué tiene él que no tengo yo?!-Dijo bramando haciendo que su voz corriera por todo el pasillo y rodara por el techo rozando el suelo del piso superior.

-Baja la voz, nos van a oír.-Respondí a sus desdenes.

-¡Me da igual! ¡Me da absolutamente igual!-Su rostro estaba bañado en lágrimas sanguinolentas.

-¡¿Qué sucede aquí?!-Dijo Marius entrando en la habitación, malhumorado porque le habían despertado. Armand aparecía tras su figura agarrándole de su túnica.

-¡Me has quitado todo!-Respondió Louis cruzándole la cara para huir de la habitación, desnudo y bañado en la desesperación más cruel.

-¿Qué diablos le pasó a ese?-Preguntó Armand incrédulo ante lo que había sucedido.-Voy a calmarlo, es capaz de salir a la calle y aún hace sol.-Susurró apartándose de Marius para ir en su búsqueda.

-¿Por qué me dijo eso?-Cuestionó Marius entrando en la alcoba tras cerrar la puerta.

-No quiero volver a ser su amante, eso es todo.-Susurré ocultando parte de la verdad.

-¿Por qué causa?-Preguntó sentándose en una de las sillas que había dispersas en la habitación.

-Porque le dejé de amar, tan sólo le quiero.-Respondí bañando llorando, pero lo mío no era por furia sino por desesperación.

-Eso explica todo ¿soy yo la causa?-Susurró levantándose del asiento para sentarse a mi lado, en la cama, dejando que su brazo rodeara mis hombros.

-Sí.-Susurré nervioso, afligido y lleno de desesperación.

-Entiendo.-Dijo haciendo un leve inciso.-Armand siempre será importante para mí, jamás podré obviarlo, pero mi amor hacia él se ha convertido en un amor paternal. Él ya no es mi Amadeo, ha mutado a un degenerado que tiembla en sueños tan sangrientos como las guerras de Roma.-Susurró amargamente.-Él ama a otro, Daniel, y yo le adoro.-Dijo con voz quebrada.-Sin embargo he aprendido a amarte a ti, a desearte a ti y a necesitarte.-Me sorprendieron sus palabras y no sabía como reaccionar, hasta que tomó mis labios y me llevó al centro del caos. Su lengua se deslizaba en mi boca mientras caía sobre mí en la cama.-Quiero amarte.-Susurró.-Más bien deseo amarte.-Masculló besando mi cuello para rogarme más tarde que durmiera con él en aquel colchón.

Armand sonrió ante la escena, no dijo nada, él amaba a Daniel y quería profundamente a su Padre. Louis destrozó los regalos que le compré quemándolo en la chimenea, ni siquiera los abrió. Cuando llegó la noche desapareció y sé que está bien, a veces me manda cartas y pregunta cómo estoy, sin embargo no puedo dejar de sentirme culpable.

1 comentario:

Maharet Reina Madre dijo...

Me encantó...algunas partes mas que otras...seguire leyendo...te saludo nuevamente...Maharet...Desde las mas profundas tinieblas...

{Iwaki and Katou} <3 [Tócame]

LA HOMOSEXUALIDAD NO ES UNA ENFERMEDAD

Di NO a la Homofobia, la peor enfermedad