Diario

Hoy como ayer…

A veces siento que llevo una carga demasiado pesada sobre mi espalda, que mis hombros se desquebrajan y la vida se evapora de entre mis labios. No sé que me sucede últimamente que todo me irrita, me cansa y me aleja de mis facultades. La sociedad me asfixia mientras que la ciudad se derrumbe en su prisa codiciando bienes que jamás tendrá. El humo, la comida basura, la música demasiado alta, el tráfico, las grúas construyendo nuevos edificios, las charlas insípidas en el autobús y mis pasos haciendo temblar a las baldosas ajadas del casco antiguo. En la facultad todo es un mundo de hipocresía, mentes corruptas, nervios y Apocalipsis diario. No entiendo porque muchos necesitan apropiarse del éxito ajeno y la competitividad se les va de las manos.

Durante unos días he estado aislado del mundo, de todo lo que me suele rodear y acoger como guarida. Internet es un cauce donde yacen miles de almas, millones de esperanzas y cientos de ojos expectantes ante el espectáculo más insólito. Dejé a un lado el ordenador y a la vez lo llevé a arreglar por algunos defectos que venía arrastrando. He tenido tiempo para añorar y pensar. La necesidad de afecto se pega a mí como una ropa empapada y aquí en mi localidad no tengo a nadie, las personas que más amo están lejos e incluso en otros continentes. Mi amante esta lejos, demasiado como para acariciarlo cada noche, y esto termina afectándome emocionalmente. No me arrepiento de tenerlo como pareja, muy al contrario, sin embargo se me hace duro no poder abrazarlo cuando sus temores nublan su razonamiento.

A veces, cuando me siento a solas en la habitación acariciado por el murmullo del silencio, siento que me ahogo y que mi vida no tiene sentido. Soy alguien al que nadie conoce realmente y no saben el límite tan extremo que puedo tener. No llevo máscaras, soy alguien totalmente transparente ante mis palabras, pero sin embargo me oculto en las sombras para no ser dañado. He sido tachado de cruel, frío, déspota, insensible, amargado y destroza corazones…pero nada es cierto. No soy cruel, tan sólo expongo la verdad aunque sea imposible de soportar, insensible jamás simplemente por el hecho de que soy novelista, amargado es aquel que me intenta hundir, frío es simplemente porque mantengo las distancias y lo de destroza corazones es nuevo. Nadie puede decir que soy el verdugo de nadie simplemente porque he sido la victima de muchos. Me he sentido destrozado, aniquilado, por muchos que creí cercanos. No me arrepiento de haberme creado una jaula, una simple coraza, ante todo lo que me rodea. Jamás seré marioneta de otros, además si tengo que luchar y aplastar a cientos lo haré.

En ocasiones me pregunto como puede el mundo soportar tanto desgraciado, que sólo se siente bien si ve sufrir a otros. Yo jamás les doy la satisfacción de verme hundido, sino de hombre de hierro refugiado en si mismo. Me asquea ver como vomitan odio y luego se lamentan si son acusados por cientos lanzándoles piedras. El ser humano es el único animal que prejuzga al contrario sin importarle los sentimientos que este pueda tener. Todos creen que soy como ellos, una alimaña más. Siempre que conozco a alguien tengo la siguiente conversación: “Saludos, me llaman Lestat. Tengo veintiún años y soy amante de la literatura. Encantado de conocerle.” A veces tanta diplomacia hace que piensen que tengo más edad de la que aparento o digo, pero es obvio que soy un joven de esa edad con pensamientos de futuro inminente.

Me agobia el ser humano, sus ciudades esquizofrénicas y el ansia de no perder el tiempo mirando las agujas del reloj en su sonoro tictac. Me asquea la hipocresía, la mentira, el bulo, las críticas, el prejuzgar y el mostrar dos caras. No entiendo porqué hay que ser amable tan sólo en la primera conversación y después contradecirte en todo lo que se diga o haga. He conocido tantas personas que me sería imposible contar a ciencia cierta como eran, aunque me dejaron huella para bien o para mal. Enemigos y amigos han hecho que me fortalezca para que me formen como el monstruo andrógino que soy ahora. Mi mirada huracanada, mis labios desafiantes, mis enormes manos airadas y el perfume de mis sentimientos son únicos… actos que pocos saben deleitar. Creo que esto lo dejo aquí tan sólo como medio de desahogo, necesito hacerlo. ¿Por qué es tan complicado que te entiendan? ¿Por qué es tan difícil vivir sin dar puñaladas a nadie?

Jamás lo sabré…

Jamás entenderé al ser humano… como ellos no me entenderán a mí…

Pero al menos sé que soy distinto a ellos, y que eso no es malo… sino todo lo contrario.

Fragmento de Korazón Crudo (En coma)

Mamá, por favor, no derrames una lágrima, no merece la pena. A tu hijo, hubo un día en el que alguien le lastimó la autoestima y cambió su mirada. Pase de la alegría a la seria, y perdida estampa. Que os quede claro, papá, no fue vuestra culpa. La vida me escupía y así me esculpía. Yo luchaba sin más armas que mi alma frente al día a día, con el amor por melodía. La vida me soltaba una ostia, yo esquivaba, pero a veces caía, y llegaban épocas de escasa claridad de ideas. Lo pagaba con aquel que me rodea. Confundía el sentimiento de rebeldía con el de odio y de pelea, ¿dónde se metió, felicidad? Ante el resto del mundo, yo tenía prioridad. Hasta que entendí el valor de la amistad, y entonces vida, ¿dónde se metió, felicidad? Promulgando la unidad que me daba fuerzas, comprendí que la felicidad aparece en la vida con bastante brevedad, pero con gran intensidad.