miércoles, 19 de septiembre de 2007

Diario












Día de septiembre, día de ajetreo en este pequeño gran mundo. Dentro de unas semanas empiezo en un nuevo lugar, un nuevo destino se acomoda en las suelas de mis deportivas y mi mirada se difunde en el horizonte. Como es de costumbre desde que tengo edad me equipo para la próxima batalla, nuevos libros a repasar antes de clases y materiales a punto. Hoy he decidido dar una vuelta por la ciudad, ser un consumidor compulsivo más y encontrar lo que iba buscando. Unas libretas caras microperforadas, unas plumas y algo de ropa para el otoño.

Durante unas horas olvidé quien era para adentrarme por el casco antiguo cargado de bolsas, como un turista más. Me senté en la plaza del Arenal y admiré el tiempo pasar correteando entre cada esquina. Los coches, las bicicletas, los taxis, las paradas de autobuses a rebosar, los niños de las manos de sus madres tras sus primeros días de escuela, los adolescentes festejando sus últimos días de juerga, los ancianos al sol y toda la vida que puedes encontrar en cualquier lugar del mundo. A mi lado se sentó un joven de mi edad, me miró y sonrió. Era un chico de ropas oscuras, cabello azabache, ojos claros y tez nívea. Estaba cargado de bolsas, como yo, de tiendas a las que yo había acudido y tenía cierto parecido a mí. Entonces me di cuenta que era mi otro yo, sí, ese que a veces dejo pasear y merodear para destruir todo lo que me hace dudar.

Desperté entonces de improvisto en mi cama, estaba empapado en sudor y una voz en mi cabeza gritaba que lo liberara…

¿Era la hora de tomar las armas quizás?
¿De hacer que rodaran cabezas?
¿De que el guerrero aletargado caminara entre los vivos para establecer entre ellos los infiernos?

No lo sé, tan sólo sé que estoy asustado y temiendo de volver a ser el rey del los avernos. Que no quiero enfadarme y sacarlo a relucir, porque no deseo ser cruel e implacable…estoy bien siendo el poeta del reino, el alocado encaprichado por la libertad y deseoso de alcanzar sueños…no quiero volver a usar la espada, no quiero pelear por una causa que no deseo…porque ya tengo suficiente con usar la palabra y apretar los dientes ante injusticias crueles.

Pero a veces, a veces deseo sentir la sangre en mis manos…sentir que las vidas pueden caer ante mí…el poder…el miedo…

Volver a ser el Matalobos sería mi perdición.

Soy un guerrero de la palabra que sabe el noble arte de de las armas, armas que le transforman en un adicto a la guerra...y que le hace perderse en si mismo.

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{Iwaki and Katou} <3 [Tócame]

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