viernes, 14 de septiembre de 2007

Diario



Te extraño



Me encontraba abstraído en mis propios pensamientos, deambulando quizás en momentos que jamás tuve o quizás fueron tan irreales que no los acepté como reales. Estaba sentado en medio de una inmensa biblioteca, los muebles eran de roble y nogal junto a millones de libros. Mi mirada estaba situada en un punto dijo, un cuadro pintado por mi Maestro. Eran tan hermosos los trazos, el color tan bien escogido y todo envuelto en un marco de exquisita simplicidad y belleza. El dibujo es un autorretrato, su mirada parece fijada en mí y su seriedad se convierte en magnificencia. Marius era perfecto, una talla única y su túnica le daba soberbia. Inteligente y audaz, temible y sabio, que a veces podía hacerte sentir inferior en su presencia y otras desear tocar sus labios. Deseaba tenerlo, abrazarlo y acomodarme en su pecho.

Hacía una semana que se había marchado por razones que ya ni recuerdo, estoy aislado y derrotado. Sé que volverá y pronto, pero la soledad me mata. Soy un animal social, hecho para vivir entre el mundo moderno y la sobriedad de la belleza más simple. Marius es todo para mí, todo incluso mi vida misma. Él me mostró que seguía siendo un guerrero, que era hermoso y que podía conseguir lo que deseara. Es magnífico en la pintura, sabe mostrar sus sentimientos en ella, y con todo lo que se proponga. Últimamente le he visto poco, pero he notado su presencia a mí alrededor.

Siempre le he amado, jamás he podido ocultarlo y a ojos de mi clan soy un loco enamorado. Dicen que mis detalles son espectaculares, que debería de estar agradecido por mi dedicación y que tiene suerte de tenerme a su lado. La realidad es distinta, escribo por él y mataría por él. Vivo porque me dan aliento sus palabras, su voz susurrándome que todo va a ser posible y me rompo cuando veo en sus ojos la melancolía más atroz. Jamás podré dejar de amarle, nunca. Es mi único pensamiento e imagino como serían las cosas si fuéramos adolescentes en este mundo, el cual se renueva y marchita a cada instante.

Adoro sentir su aliento en mi cuello

Necesito sus abrazos y quedarme dormido a su lado cuando salga el sol

Añoro poder conversar largamente con él entre risas y miradas cómplices

Si sigo escribiendo, si sigo siendo yo es gracias a él…mi buen amante, quien me dio la mayor de las lecciones…seguir vivo aunque la tormenta no amaine, cosa que ya sabía pero había olvidado.

Mi amor, gracias por estar a mi lado y espero tu regreso ansioso de que me comentes tus peripecias…sabes que te adoro.

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