Diario

Imagen Mask_Of_Sanity_by_hellbanger

Era la noche más fría del invierno, la nieve había cubierto todo el paraje y el poblado había quedado engalanado como en un cuento. Aún los copos caían con mesura tras las ventanas de la casa, la leña chisporroteaba dentro de las llamas mientras una joven jugueteaba con las páginas de un libro. Ella era una dama hermosa, de cabellos rojizos, mirada de color esperanza y labios sensuales. En el poblado era conocida como una bruja, una magnífica hechicera y una mujer que jamás envejecía. Había tenido problemas por las habladurías, se sentía en soledad porque nadie, salvo los más valientes, arribaban a su puerta. Vivía en un hogar alejado de esta época, más cercano a otras pasadas. La joven se llamaba Maharet. La verdad no era una bruja, ni una médium, sino una hermosa vampiresa.

No hacía demasiado que el clan se había reunido, todos alarmado por la llamada de Marius encerrado en el frío hielo. Akasha, la madre de todos y reina de los condenados, había despertado y con ella su cólera. Jamás fue como en las leyendas, no era atenta sino una déspota. El rey de los imposibles, Lestat, la había despertado con aquella música infernal. Sin duda todos habían acudido en una oleada de crispación, pavor y con las imágenes de tantos envueltos en el fuego producido por la madre. Tantas y tantas muertes por culpa de las canciones del principito. Ahora, ella, como siempre tejía y leía los libros que siempre amaba. En una magnífica repisa tenía colocados los volúmenes de aquellos libros, que como no, descubrían la verdad aunque los humanos lo vieran como deliciosa fábula.

“Entre las sombras, tras la noche más cerrada, allí se encuentra la verdad.”

Dejó a un lado el libro, sobre el banco, y se aproximó a la ventana para contemplar la danza de la nieve. Las luces eléctricas del pueblo, la vida yerma de aquellas tierras y lo patético que a veces es el hombre le hacían rememorar viejos tiempos. Aquellos en los que tuvo que luchar ciega ante la ira de la reina, en los cuales se vio recluida en tierras tan frías como esta o acogió a su hermosa Jesse bajo el techo de su refugio. La vida da demasiadas vueltas y si vivimos más de un milenio, incluso varios, tenemos giros inesperados en cada esquina. El rumbo de la historia siempre ha sido el mismo: batallas, hambre, codicia, mentiras, esclavos de los sentimientos más bajos y jamás la unión para hacer la fuerza.

Entre la nieve una capa de color sanguinolento se movía con rapidez y a su lado otra de color oscura. Las capuchas dejaban mostrar el color dorado de sus cabellos, la belleza blanquecina de su piel y los rasgos inmortales de ambos. Eran Marius y Lestat, maestro y discípulo, que se aproximaban sin divagación hacia la puerta de su guarida. Sonrió levemente caminando hacia la puerta, la abrió y esperó en el marco de esta. Se despojaron de sus capuchas, sonrieron levemente y entraron para calentar sus cuerpos de mármol.

-Estáis locos.-Comentó cerrando la puerta tras ellos.

-Tan sólo hemos venido de visita.-Masculló Lestat.

-Luego caminaremos hasta encontrar a los demás.-Susurró Marius aproximándose al fuego mientras se despojaba de los guantes.

-¿Reunión?-Interrogó la dama.

-Algo así.- Indicó Marius.

-Deseamos hacer una fiesta, en tu nombre.-Comentó el aprendiz haciendo lo mismo que su maestro.

-Y a que se debe tal honor.-Dijo Maharet recogiéndose sus cabellos.

-Mañana hará una década de tu victoria ante la madre.-El hijo de los milenios esbozó una sonrisa y se sentó en el suelo junto al fuego.

-Felicidades.-Dijo el principito guiñando un ojo a la pelirroja.

-Conmemoración de aquel horror.-Masculló la dama.

-No, de que estamos vivos.-Susurró Marius.


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FELIZ CUMPLEAÑOS MAHARET

FELIZ CUMPLEAÑOS PEQUEÑA MÍA

FELIZ CUMPLEAÑOS… FELICES DIECISIETE PRIMAVERAS

FELICIDADES EN EL DÍA DE ESTA CELEBRACIÓN DE VIDA



Te queremos todos hermosa mía

Marius, Romanus y Yo… siempre seremos tus guardianes, no lo olvides.