martes, 12 de junio de 2007

Diario


Siempre me he preguntado como diablos siempre acabo metiéndome en líos. Jamás he hecho caso a nadie, solo a mi mismo y a mis impulsos. Soy un ser distinto a todos, un animal pasional que se aferra a sueños y locuras incontables. Me he librado de la muerte en más de una ocasión y aún así sigo abogando por desafiar la guadaña que pende de mi cuello. Por ello me llaman príncipe malcriado. Soy un joven alocado, pasen los siglos que pasen, y un romántico enloquecido por las artes del teatro.

Al comienzo de todo, cuando apenas sabía nada, devoré miles de líneas de cientos de ejemplares sobre mitología y cualquier ámbito que se relacionara con mi estirpe, los príncipes de las tinieblas. Soy un señor de la noche, un maldito bebedor sin escrúpulos cuando necesita sobrevivir. Nací entre las sombras en mi Francia natal, me despojaron de la humanidad que tanto amaba y de la fama que comenzaba a tener en el escenario como actor. Magnus creó en mi un hombre distinto, un ser que sollozó la muerte de su verdugo y que a la vez se sintió tan sólo como rico. Descubrí la maravilla de seguir existiendo mientras todos yacían en un estrecho hueco en la tierra. Las joyas, el dinero y las ropas que me dejó mi padre de sangre me hizo un elegante magnate. Compré el teatro donde hacía mis antiguas cabriolas e intenté que los que amaba vivieran sin problemas. Poco a poco todo se volvió turbio y acabé tan sólo como ante aquella chimenea mientras mi creador se volvía cenizas.

Me quedé en Egipto después que mi madre, también creada por mis manos en un acto de compasión, me abandonara y dejara que su hijo se enterrara en la tierra intentando evadir mis problemas. Nicolás, mi antiguo amigo de fechorías juveniles, había muerto tras haberlo hecho uno de los míos como símbolo de mi egoísmo. El violín ya no sería tocado por sus virtuosas manos y mi misión de encontrar a Marius quedó a un lado. Cuando creí que todo estaba perdido sentí la brisa de la noche, la mirada oceánica atada a un cuerpo esbelto y rostro enigmático. Conocí a quien sería mi maestro, al gran Romanus, el guardián de los que deben ser custodiados.

Durante un par de horas creí contemplar una esfinge perfecta, un hombre que conversaba de mil temas con total calma y una mirada deslumbrante, que centelleaba en la dulce penumbra donde nos encontrábamos. Marius era un ser de sabiduría infinita que marcó en mí un antes y un después, me hizo reflexionar y me postró ante los Padres Milenarios. Sin embargo tuve que hacer de las mías, soy incorregible e hice que este me tuviera que abandonar de nuevo en mi soledad. Nunca lo olvidé y sus palabras retumbaron en mi mente durante décadas: “La ira debilita, Lestat”, “Crea a tus compañeros, no por capricho, sino por amor”…Aunque debo decir que hice caso omiso a su plegaria de no crear infantes. Hice mi nuevo capricho en una hermosa niña que Louis, mi compañero durante cerca de setenta años y creado por su gran parecido mi Nicolás, encontró junto a su madre maltrecha que yacía muerta en su mecedora. Aquellos ojos bañados en lágrimas, sus carrillos famélicos y sus cabellos mancillados con mugre me conmovieron.

Tras varias décadas sin saber nada de aquel hombre de los milenios, de mil desventuras y cicatrices junto a una familia rota que creí perfecta, lo volví a contemplar cuando la reina despertó por mis machaconas canciones de rock. Sin duda me merecía el apodo que él me regaló y por el cual todos me conocen: Príncipe Malcriado. Mi dulce maestro que en vez de regañarme, de enfocar su ira en mi contra, ríe mis desquiciadas ideas como a un chiquillo travieso. Jamás olvidaré el aroma de sus ropas, la entereza y sus palabras ante mí. Seré siempre su discípulo, eternamente su amado amigo y el joven desconcertante que va en busca de su sapiencia.


Porque para mí siempre Romanus será…

Un hombre humanista, sincero, meditabundo, de fuerte carácter y hermosas manos que plasman belleza sin límites. Aquel que me confesó la verdad de las tinieblas, los demonios que podían esconder tras la máscara de una sonrisa y la desconcertante historia de Akasha junto a su consorte Enkil. Sin duda ha vivido demasiado, ha conocido mundos que yo jamás podré y ha reconocido sus errores a regañadientes. Es el ave fénix que resurge de sus cenizas, una máscara veneciana que se mece entre los gondoleros y el pintor mágico que deja ver la miseria del hombre en la mirada de un inocente.



Feliz cumpleaños hermano Romanus

Feliz, feliz en tu día romanitus que Akasha te bendiga

Que reine la calma en tu día y que no te domine la ira

Que tus cuadros representen tu hermosa alma

Y que cumplas milenios más


----




Mañana contaré todo lo que he vivido estos días, pero esta entrada tenía que ponerla hoy...antes de hablar de mi estado de ánimo



Hoy cumple 22 años una de las personas más maravillosas que he conocido.



va por ti...



hermano

1 comentario:

Anónimo dijo...

Interesante texto, leer los hechos del príncipe malcriado es fascinante.

Felicidades a Romanitus, como tú lo llamas ó Taby, como yo le digo xd.

saludos

{Iwaki and Katou} <3 [Tócame]

LA HOMOSEXUALIDAD NO ES UNA ENFERMEDAD

Di NO a la Homofobia, la peor enfermedad