
Dear Mama
En ocasiones las conversaciones más transcendentales ocurren en lugares insospechados. Sobretodo cuando la persona con la que charlas es algo más que un amigo, un pariente o un amante…cuando es tu madre. A veces me pregunto cómo sería la vida en otra familia, con otra madre distinta y no lo concibo. Creo que me soporta demasiado, sobretodo mis locuras. He aprendido de ella el tesón, el esfuerzo, el amor por mi trabajo aunque sea doloroso y repetitivo, la lucha por los ideales y el honor.
Hoy he sentido las miradas de extraños y las burlas al hacer una simple compra. Sus comentarios sobre lo que era o no, mi transexualidad a flote más constante y presente, me hacían hervir la sangre. Lo que sucede es que tengo demasiada educación y no me gusta rebajarme a la altura de orangutanes. Dicen que ya no hay homofobia, pero si hay una epidemia de estupidez humana demasiado contagiosa. Mi madre no se había percatado del panorama de los dos “australopithecus afarensis” que había a mi lado. Sus comentarios sobre si era una lesbiana masculinizada o un transexual masculino crearon en mí ganas de destrozarles el cerebro. Sé defensa personal, algunos trucos sin importancia, y boxeo junto a lucha libre.
Tengo demasiada educación para convertirme en alguien vulgar y ponerme a su altura. Cuando pasamos ante ellos crucé miradas de odio y rabia, ellos las notaron y agacharon cobardemente la cabeza. Después en el aparcamiento, junto a la salida, exploté en un comentario lleno de asco ante tales actitudes.
“Seré transexual pero al menos tengo la decencia de mirar al frente cuando se cruzan miradas. Malditos idiotas, mentes vacías, cráneos sin cerebro…en definitiva estúpidos. Soy más hombre que ellos y se atreven a juzgarme. Ojala les dé un mal dolor de huevos.”
Su mirada se dirigió a mí, me tomó de las mejillas y contempló unas tímidas lágrimas, esas que suelen aflorar cuando la rabia machaca mis nervios. Sonrió comprensiva y miró al frente empujando el carro de la compra.
“Cariño ¿qué pasa?” Esas palabras las tendré guardadas en mi mente, te había preocupado y además los ejercicios de modulación de voz dan resultado. Parecías perdida en dudas, en algo que te venía grande pero que aceptabas sin remedio.
“Esos dos, aquellos que estaban junto a nuestra caja, se estaban apostando si era mujer lesbiana o transexual masculino” Dije mascullando, tragando saliva, aceptando que había dejado que se mofaran de mí solo para no ponerme violento frente a una dama, mi madre, que no me lo permitiría.
“¿El viejo desdentado y el niñato pajillero?” Los rebajó tan sólo comentando su físico, sin hablar de sus mentes carcomidas por la ESTUPIDEZ.
“Sí, ellos, y no he dicho nada para no montar un espectáculo. Sabes que jamás permitiría que me pisotearan, aunque estabas delante y lo acepté por no hacerte sentir mal” Comenté guardando una de las bolsas en el maletero.
“Ya me siento mal cuando te veo con tanta rabia. Dime, aún no entendí bien lo que eres… ¿Dime qué es concretamente un transexual?”Murmuró. recordé aquella conversación, cercana en el tiempo y lejana a la vez, en la que tuve los “huevos” que algunos dicen tener y carecen, para decir que era un hombre.
“Transexual Masculino es un hombre mamá, un hombre que esta encerrado en un cuerpo femenino.”Susurré mirando al horizonte.
“¿Eso te quita humanidad? No, te la da. Eres más humano que ellos. Aceptas lo que eres, no te escondes, no juzgas y tienes la decencia de no haber. Pero la próxima vez dímelo porque yo les haría gratis el cambio de sexo de la patada en los testículos que les daría. No me gusta que me insulten, porque si te insultan a ti me estan insultando a mí. ¿Te enteras? Ya me han fastidiado el día. Malditos sean. Ojala se les caiga los testículos al suelo. Idiotas. ¿Qué les importa? ¿Importa lo que seas para hablarte o aceptarte? Eres una persona por el amor de Dios y del Diablo. Me da igual a mí que soy tu madre, menos le debería importar a ellos que no son NADIE.”Su mirada estaba iluminada por la ira, yo la miraba distraído contemplando las arrugas de su rostro. Sabía que cada marca era síntoma de lucha con el tiempo y cada momento era una lección nueva.
“Lo sé, yo mismo les hubiera golpeado con un cruce de palabras sin embargo quería evitar esto. Sé bien ya lo que es hablar con estas personas, no entienden, son como un muro y tan sólo oyen lo que desean.”Dije tomando una lata de refresco de entre las bolsas.
“Deberías haberlo hecho, pero es cierto que son como un muro. Los estúpidos que se creen saber todo no escuchan, no atienden a razones y luego piden libertad para sus acciones. Pero me da rabia, me da rabia que te insulten. A mi me da igual lo que seas, si te quieres operar y ser un hombre completo, porque lo entenderé, es tú vida y no la mía ni la de ellos. Aunque sé que vas a tener complicado el trabajo y las relaciones con tus parejas, si bien así no puedes vivir. Deberíamos ir cuanto antes al medico, necesitas ayuda y que me ayuden a comprenderlo a mí también.”Tras esto nos subimos al vehículo.
Ahora me encuentro rememorando sus palabras, se han quedado marcadas en mí. Aún se esta quejando, va de un lado a otro de la casa como una fiera por domar diciendo: “¿Qué se creen esos? Si no entiendes algo no hables. Además todos somos personas y por ello nos merecemos un mínimo de respeto.”
Lo dicho… ¿Qué sería yo sin ella? ¿Sin su aplomo? ¿Sin su espíritu? NADA.
Hemos continuado la charla y poco a poco va comprendiendo más, lo acepta aunque no lo entiende del todo. Tan sólo necesita como ella ha dicho…ayuda de los médicos que me traten. Así que espero que en unos meses emprender todo. Necesitaba estabilidad psicológica para hacerlo, fue un consejo del doctor, y lentamente lo voy teniendo.
Hoy he sentido las miradas de extraños y las burlas al hacer una simple compra. Sus comentarios sobre lo que era o no, mi transexualidad a flote más constante y presente, me hacían hervir la sangre. Lo que sucede es que tengo demasiada educación y no me gusta rebajarme a la altura de orangutanes. Dicen que ya no hay homofobia, pero si hay una epidemia de estupidez humana demasiado contagiosa. Mi madre no se había percatado del panorama de los dos “australopithecus afarensis” que había a mi lado. Sus comentarios sobre si era una lesbiana masculinizada o un transexual masculino crearon en mí ganas de destrozarles el cerebro. Sé defensa personal, algunos trucos sin importancia, y boxeo junto a lucha libre.
Tengo demasiada educación para convertirme en alguien vulgar y ponerme a su altura. Cuando pasamos ante ellos crucé miradas de odio y rabia, ellos las notaron y agacharon cobardemente la cabeza. Después en el aparcamiento, junto a la salida, exploté en un comentario lleno de asco ante tales actitudes.
“Seré transexual pero al menos tengo la decencia de mirar al frente cuando se cruzan miradas. Malditos idiotas, mentes vacías, cráneos sin cerebro…en definitiva estúpidos. Soy más hombre que ellos y se atreven a juzgarme. Ojala les dé un mal dolor de huevos.”
Su mirada se dirigió a mí, me tomó de las mejillas y contempló unas tímidas lágrimas, esas que suelen aflorar cuando la rabia machaca mis nervios. Sonrió comprensiva y miró al frente empujando el carro de la compra.
“Cariño ¿qué pasa?” Esas palabras las tendré guardadas en mi mente, te había preocupado y además los ejercicios de modulación de voz dan resultado. Parecías perdida en dudas, en algo que te venía grande pero que aceptabas sin remedio.
“Esos dos, aquellos que estaban junto a nuestra caja, se estaban apostando si era mujer lesbiana o transexual masculino” Dije mascullando, tragando saliva, aceptando que había dejado que se mofaran de mí solo para no ponerme violento frente a una dama, mi madre, que no me lo permitiría.
“¿El viejo desdentado y el niñato pajillero?” Los rebajó tan sólo comentando su físico, sin hablar de sus mentes carcomidas por la ESTUPIDEZ.
“Sí, ellos, y no he dicho nada para no montar un espectáculo. Sabes que jamás permitiría que me pisotearan, aunque estabas delante y lo acepté por no hacerte sentir mal” Comenté guardando una de las bolsas en el maletero.
“Ya me siento mal cuando te veo con tanta rabia. Dime, aún no entendí bien lo que eres… ¿Dime qué es concretamente un transexual?”Murmuró. recordé aquella conversación, cercana en el tiempo y lejana a la vez, en la que tuve los “huevos” que algunos dicen tener y carecen, para decir que era un hombre.
“Transexual Masculino es un hombre mamá, un hombre que esta encerrado en un cuerpo femenino.”Susurré mirando al horizonte.
“¿Eso te quita humanidad? No, te la da. Eres más humano que ellos. Aceptas lo que eres, no te escondes, no juzgas y tienes la decencia de no haber. Pero la próxima vez dímelo porque yo les haría gratis el cambio de sexo de la patada en los testículos que les daría. No me gusta que me insulten, porque si te insultan a ti me estan insultando a mí. ¿Te enteras? Ya me han fastidiado el día. Malditos sean. Ojala se les caiga los testículos al suelo. Idiotas. ¿Qué les importa? ¿Importa lo que seas para hablarte o aceptarte? Eres una persona por el amor de Dios y del Diablo. Me da igual a mí que soy tu madre, menos le debería importar a ellos que no son NADIE.”Su mirada estaba iluminada por la ira, yo la miraba distraído contemplando las arrugas de su rostro. Sabía que cada marca era síntoma de lucha con el tiempo y cada momento era una lección nueva.
“Lo sé, yo mismo les hubiera golpeado con un cruce de palabras sin embargo quería evitar esto. Sé bien ya lo que es hablar con estas personas, no entienden, son como un muro y tan sólo oyen lo que desean.”Dije tomando una lata de refresco de entre las bolsas.
“Deberías haberlo hecho, pero es cierto que son como un muro. Los estúpidos que se creen saber todo no escuchan, no atienden a razones y luego piden libertad para sus acciones. Pero me da rabia, me da rabia que te insulten. A mi me da igual lo que seas, si te quieres operar y ser un hombre completo, porque lo entenderé, es tú vida y no la mía ni la de ellos. Aunque sé que vas a tener complicado el trabajo y las relaciones con tus parejas, si bien así no puedes vivir. Deberíamos ir cuanto antes al medico, necesitas ayuda y que me ayuden a comprenderlo a mí también.”Tras esto nos subimos al vehículo.
Ahora me encuentro rememorando sus palabras, se han quedado marcadas en mí. Aún se esta quejando, va de un lado a otro de la casa como una fiera por domar diciendo: “¿Qué se creen esos? Si no entiendes algo no hables. Además todos somos personas y por ello nos merecemos un mínimo de respeto.”
Lo dicho… ¿Qué sería yo sin ella? ¿Sin su aplomo? ¿Sin su espíritu? NADA.
Hemos continuado la charla y poco a poco va comprendiendo más, lo acepta aunque no lo entiende del todo. Tan sólo necesita como ella ha dicho…ayuda de los médicos que me traten. Así que espero que en unos meses emprender todo. Necesitaba estabilidad psicológica para hacerlo, fue un consejo del doctor, y lentamente lo voy teniendo.
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