Ti amo
Era el nuevo profesor de literatura, eso esa lo poco que conocíamos de él. Su mirada era melancólica aunque sonreía con ella. Sus cabellos alborotados, barba de dos días y ropa mal planchada nos decía que era soltero. Su voz era agradable, modulada, y parecía siempre estar de buen humor. Amaba la literatura, la historia y el arte en general. Había vivido un par de años en Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Parecía un hombre curtido, de mundo, y que sin duda podía llegar ajenos con su diplomacia y saber estar. Todas las mujeres se sentían atraídas por él, en secreto también los hombres. Era alguien que no pasa desapercibido, se queda grabado en tu retina y deseas explorar más sobre él. Su nombre era Héctor.
Durante un trimestre fue reacio a hablar de él, de sus obras ya publicadas y de cualquier tema que le relacionara fuera de las aulas. Sin duda un hombre reservado, hecho a si mismo y con la paciencia como bandera. Hablaba de los chicos a los que daba clases, todos eran especiales para él y prefería enseñarlos con métodos poco vistos. Les enseñaba con textos sobre la mesa, pedía redacciones y las intercambiaba sin nombre para comentarios de texto. Mostraba a todos que podían expresar lo que desearan poniendo un poco de su parte. La literatura se volvió amena y Lengua una herramienta esencial para todo. Los chicos le querían y los profesores notaron en él algo que no tenían ellos, carisma. Más tarde comenzó a confesar que era soltero, cosa que sabíamos, y que no tenía previsto salir con nadie. Algunos pensaron que era homosexual, otros que seguramente no daba la talla en la cama y el resto que seguro que era todo un galán. Yo la verdad es que simplemente pensaba que era alguien interesante y que aún no descubría ese velo de misterio. Nos dijo que vivía solo, que hacía años que lo hacía y que era incapaz de saber planchar.
Poco a poco, con el paso del tiempo, nos hicimos amigos. Yo temblaba cuando me hablaba y él parecía estar bien en mi compañía. Yo soy un chico enclenque de veinticinco años, recién salido de la facultad como quien dice, que da clases de literatura, como él, y que intenta hacer todo lo mejor posible. Supe que tenía treinta y dos años, que su pasado había sido duro y que ahora vivía una buena época. Jamás me dijo que fue aquello que le marcó.
Un día cualquiera me invitó a tomar café y pastas en su casa. Pensé que era mi oportunidad y me declaré mientras conversábamos sobre nuestras vidas. Él se quedó callado, tomó un trago de café y sonrió amargamente. Entonces me mostró la realidad más brutal.
“Lo que ves es un hombre, algo extraño, y que se dedica a la enseñanza. He luchado por ser quien soy hasta límites que no imaginas. No soy heterosexual y tampoco homosexual, soy bisexual. Podría amarte, desearte y hacerte mío mil veces porque me agradas. Pero yo no convengo a nadie. Crees conocerme pero poco sabes y no quiero hacerte sufrir cuando veas que pasan las semanas y no te hago el amor. Soy transexual masculino y aún no he acabado el proceso, guardo el secreto con celo y espero que no digas nada. Ahora te marcharás y quizás lo publiques, pero me encantaría que no contaras lo más mínimo. Seguramente ya he dejado de gustarte y me ves como un buen amigo.”
Yo tan sólo dejé escapar una lágrima de mi rostro, me levanté de mi asiento y lo besé. Me aferré a su cuello y le susurré que no me importaba nada, que le quería. Antes no sabía nada sobre lo duro que es ser transexual, tampoco que podían ser bisexuales u homosexuales después del proceso. Sin embargo sé que le quería y le quiero. Es todo para mí, es parte de mí. Me ha hecho suyo mil veces y no me importa que piensa el resto de nosotros, somos felices y es lo que cuenta. El mundo puede hundirse mil veces, destruirse o convertirse en un lugar mejor…no importa, porque únicamente importa vivir día a día a su lado.
Durante un trimestre fue reacio a hablar de él, de sus obras ya publicadas y de cualquier tema que le relacionara fuera de las aulas. Sin duda un hombre reservado, hecho a si mismo y con la paciencia como bandera. Hablaba de los chicos a los que daba clases, todos eran especiales para él y prefería enseñarlos con métodos poco vistos. Les enseñaba con textos sobre la mesa, pedía redacciones y las intercambiaba sin nombre para comentarios de texto. Mostraba a todos que podían expresar lo que desearan poniendo un poco de su parte. La literatura se volvió amena y Lengua una herramienta esencial para todo. Los chicos le querían y los profesores notaron en él algo que no tenían ellos, carisma. Más tarde comenzó a confesar que era soltero, cosa que sabíamos, y que no tenía previsto salir con nadie. Algunos pensaron que era homosexual, otros que seguramente no daba la talla en la cama y el resto que seguro que era todo un galán. Yo la verdad es que simplemente pensaba que era alguien interesante y que aún no descubría ese velo de misterio. Nos dijo que vivía solo, que hacía años que lo hacía y que era incapaz de saber planchar.
Poco a poco, con el paso del tiempo, nos hicimos amigos. Yo temblaba cuando me hablaba y él parecía estar bien en mi compañía. Yo soy un chico enclenque de veinticinco años, recién salido de la facultad como quien dice, que da clases de literatura, como él, y que intenta hacer todo lo mejor posible. Supe que tenía treinta y dos años, que su pasado había sido duro y que ahora vivía una buena época. Jamás me dijo que fue aquello que le marcó.
Un día cualquiera me invitó a tomar café y pastas en su casa. Pensé que era mi oportunidad y me declaré mientras conversábamos sobre nuestras vidas. Él se quedó callado, tomó un trago de café y sonrió amargamente. Entonces me mostró la realidad más brutal.
“Lo que ves es un hombre, algo extraño, y que se dedica a la enseñanza. He luchado por ser quien soy hasta límites que no imaginas. No soy heterosexual y tampoco homosexual, soy bisexual. Podría amarte, desearte y hacerte mío mil veces porque me agradas. Pero yo no convengo a nadie. Crees conocerme pero poco sabes y no quiero hacerte sufrir cuando veas que pasan las semanas y no te hago el amor. Soy transexual masculino y aún no he acabado el proceso, guardo el secreto con celo y espero que no digas nada. Ahora te marcharás y quizás lo publiques, pero me encantaría que no contaras lo más mínimo. Seguramente ya he dejado de gustarte y me ves como un buen amigo.”
Yo tan sólo dejé escapar una lágrima de mi rostro, me levanté de mi asiento y lo besé. Me aferré a su cuello y le susurré que no me importaba nada, que le quería. Antes no sabía nada sobre lo duro que es ser transexual, tampoco que podían ser bisexuales u homosexuales después del proceso. Sin embargo sé que le quería y le quiero. Es todo para mí, es parte de mí. Me ha hecho suyo mil veces y no me importa que piensa el resto de nosotros, somos felices y es lo que cuenta. El mundo puede hundirse mil veces, destruirse o convertirse en un lugar mejor…no importa, porque únicamente importa vivir día a día a su lado.
1 comentario:
ola....
mira me interesa mucho el video yaoi qe pusiste para este mes....me podrias decir como se llama?...please
Es qe se mira tiernisimo....soy muy aficionada a todo lo del anime/manga.
si no es mucho pedir,please.
te dejo mi mail....
mylove_44lonida@hotmail.com
gracias
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