viernes, 14 de septiembre de 2007

Diario

Vampiro



Me encontraba en mi guarida repleta de libros, pinturas y bocetos de novelas que no lograba acabar. Los periódicos viejos se amontonaban en cajas clasificados por la fecha de edición, amaba releer los sucesos en el mundo fueran alegres o tristes. Solía tirarme en la cama sin hacer nada, mirando el techo encalado de blanco y susurrar frases de mis personajes. Trabajaba como periodista de opinión en una revista local, me pagaban lo necesario para vivir. Era sin duda un hombre que vivía el día a día, o mejor dicho la noche. Solía caminar por las calles de la ciudad en plena madrugada, me gustaba el ambiente intempestivo y sombrío que tenían algunas callejas. Aunque tengo que reconocer que busca algo más que oscuridad, soledad y borrachos. Me gustaba encontrar pequeños bohemios, pintores o escritores, que como yo disfrutaban del lugar cuando caía el sol.

Me gusta hablar de la noche en mis novelas, suelo usar todo lo que veo para crear el ambiente y los personajes. Aquel día escribía sobre un vampiro. Un joven noches atrás caminaba en medio de la Gran Vía con un aire de señor de las tinieblas, ojos hermosos y vivaces junto con una sonrisa canalla. Él me incitó a comenzar aquella locura de sangre, sexo, negrura, cristiandad desfasada, iglesias, cánticos, ataúdes y locura concentrada en las acciones de un asesino que mata por vivir. Era de cabellos castaños, ojos grises, barbilla perfecta y pómulos algo marcados. Su figura era delgada, aunque no excesivamente, y algo alto, pero no tanto como yo. Sin duda era ideal para ser un mártir y a la vez un violento desgraciado. Vivir entre el bien y el mal. Me hechizó, deseaba toparme con él y en esos momentos se me ocurrió salir de la cama, ir a darme una ducha y salir hasta los primeros rayos del sol. Tenía que encontrarlo, era mi base de inspiración.

Tras más de dos horas dando vueltas lo encontré sentado bajo la catedral. Sonreía pícaramente a la luna, su piel era pálida y parecía resplandecer. Realmente parecía un vampiro. Me encaminé hasta donde se encontraba y me senté intentando conversar. Él me miró con sus ojos impactantes, profundos y sombríos a la vez que luminosos. Sus labios no se movían apenas y su voz era delicada aunque grave. Momentos después me besaba, jamás lo había hecho con un hombre. Me excité y deseaba más. Su boca se apoderaba de la mía, su piel estaba fría y sus cabellos eran sedosos entre mis dedos. Me poyé en el muro y él se posó sobre mis piernas. Sonreía y se relamía los labios, parecía encantado. Sus besos surcaron mi rostros y luego mi cuello, hasta que sentí un agudo dolor. Bebía de mí, era lo que aparentaba, sin embargo no me importaba y lo abracé con deseo. Paró su beso de muerte y volvió a mi boca, susurró algo que no comprendí. Al día siguiente el párroco me despertó y aún mareado marché a mi casa.

No creo que sea producto de mis fantasías, sé que ellos existen y que no matan…tan sólo roban lo necesario…de mí no solo se llevó algo de sangre, sino también mi corazón.

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{Iwaki and Katou} <3 [Tócame]

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