_DEVIL_DEVIL_5__by_jinx_star De DeviantArt (os recomiendo este autor...es genial en los trazos, luces y sombras )
Amante del diablo.
-Vas a ser mío.-Susurró dejando mi mente en blanco, temblaba y un sudor frío recorrió mi frente.
-¿Quién eres?-Dije girándome en la cama. Me encontraba en mi habitación a oscuras, sin embargo parecía mayor de tamaño y con menos luz que de costumbre. No había nadie más en el departamento o eso creía.
-Soy el mismísimo diablo.-Murmuró con una risa burlona en el aire.
-No digas bobadas, seguro que eres uno de mis compañeros de departamento.-Dije tragando saliva.- ¿Cómo distorsionas la voz?-Intenté creerme mi propia mentira, no quería pensar que un extraño se coló en mi hogar.
-No, soy Lucifer.-Susurró quitándome las sábanas y dejando mi cuerpo al desnudo. Yo jamás suelo dormir con pijamas, tan sólo con un boxer. En aquel momento me sentía inferior sin saber que hacer.
-¿Me vas a matar?-Dije tragando saliva.
-No, deseo mostrarte el placer.-Susurró.
Sentí unas manos suaves acariciarme el vientre, yo estaba paralizado y no pude resistirme. Unos labios finos se apoderaron de mi boca. Más tarde noté que eran unas garras de piel tersa y que me agarraba de mi entrepierna, me masturbaba con rapidez y mi garganta se volvía convulsa entre mis gemidos. Noté entonces que dejaba de besarme, me mordía los pezones y más tarde mi cuello. Perdía el conocimiento por momentos, cuando quise darme cuenta él estaba entrando en mi cuerpo. Sus movimientos me volvían frenético y jamás había sentido nada parecido. Nunca tuve relaciones homosexuales, pero en ese instante sabía como moverme. Su aliento olía a azufre, pero sus besos dejaban un sabor dulce. Palpé con mis manos su rostro, lo que noté fue el rostro de un ángel y entonces se prendió la luz. Era un joven de cabellos negros, ojos pétreos y sin apenas brillo, sonrisa enigmática y hermosos pómulos con una barbilla perfecta. Su cuerpo era increíble, algo musculado y sin una pizca de grasa.
-Mírame, soy tu Dios.-Jadeó haciendo que su esencia corriera entre mis piernas, yo también dejé libre mis deseos y me abracé a él deseando que no desapareciera.-Soy el Dios de los desamparados, de los rebeldes, de los inconformistas, de los homosexuales, de los huérfanos de felicidad y de todos aquellos que están condenados por decir la verdad. Soy amo de la tierra y engendro de los cielos. Quédate a mi lado, te daré belleza eterna y satisfacción completa. Tan sólo ven conmigo, ven a mis aposentos y te mantendré cada día complaciéndote.-Parecía describirme el paraíso.
-Sí, acepto.-Susurré aún extasiado con aquel don que poesía. Sus caricias tiernas, su mirada profunda y su voz grave…me inundaban.
Desde entonces me encuentro atado al diablo, a su poder y a su perfume que impregna mi piel…de esto hace ya diez años, y cada vez le amo más…
¿Quién dijo que el diablo no ama?
-¿Quién eres?-Dije girándome en la cama. Me encontraba en mi habitación a oscuras, sin embargo parecía mayor de tamaño y con menos luz que de costumbre. No había nadie más en el departamento o eso creía.
-Soy el mismísimo diablo.-Murmuró con una risa burlona en el aire.
-No digas bobadas, seguro que eres uno de mis compañeros de departamento.-Dije tragando saliva.- ¿Cómo distorsionas la voz?-Intenté creerme mi propia mentira, no quería pensar que un extraño se coló en mi hogar.
-No, soy Lucifer.-Susurró quitándome las sábanas y dejando mi cuerpo al desnudo. Yo jamás suelo dormir con pijamas, tan sólo con un boxer. En aquel momento me sentía inferior sin saber que hacer.
-¿Me vas a matar?-Dije tragando saliva.
-No, deseo mostrarte el placer.-Susurró.
Sentí unas manos suaves acariciarme el vientre, yo estaba paralizado y no pude resistirme. Unos labios finos se apoderaron de mi boca. Más tarde noté que eran unas garras de piel tersa y que me agarraba de mi entrepierna, me masturbaba con rapidez y mi garganta se volvía convulsa entre mis gemidos. Noté entonces que dejaba de besarme, me mordía los pezones y más tarde mi cuello. Perdía el conocimiento por momentos, cuando quise darme cuenta él estaba entrando en mi cuerpo. Sus movimientos me volvían frenético y jamás había sentido nada parecido. Nunca tuve relaciones homosexuales, pero en ese instante sabía como moverme. Su aliento olía a azufre, pero sus besos dejaban un sabor dulce. Palpé con mis manos su rostro, lo que noté fue el rostro de un ángel y entonces se prendió la luz. Era un joven de cabellos negros, ojos pétreos y sin apenas brillo, sonrisa enigmática y hermosos pómulos con una barbilla perfecta. Su cuerpo era increíble, algo musculado y sin una pizca de grasa.
-Mírame, soy tu Dios.-Jadeó haciendo que su esencia corriera entre mis piernas, yo también dejé libre mis deseos y me abracé a él deseando que no desapareciera.-Soy el Dios de los desamparados, de los rebeldes, de los inconformistas, de los homosexuales, de los huérfanos de felicidad y de todos aquellos que están condenados por decir la verdad. Soy amo de la tierra y engendro de los cielos. Quédate a mi lado, te daré belleza eterna y satisfacción completa. Tan sólo ven conmigo, ven a mis aposentos y te mantendré cada día complaciéndote.-Parecía describirme el paraíso.
-Sí, acepto.-Susurré aún extasiado con aquel don que poesía. Sus caricias tiernas, su mirada profunda y su voz grave…me inundaban.
Desde entonces me encuentro atado al diablo, a su poder y a su perfume que impregna mi piel…de esto hace ya diez años, y cada vez le amo más…
¿Quién dijo que el diablo no ama?
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