Diario

No es verdad amado mío,
que en este mundo es castigo,
no poderte amar y tenerte conmigo,
porque lo digan por mandato divino.

No es verdad amado mío,
que en este sucio suelo,
donde los ángeles pierden el vuelo,
es donde te deseo poseer con brío.

Es falacia mi amor soñado,
que dios castiga a amantes envenados,
por el calor que emana el corazón,
y por los impulsos magníficos de la pasión.

Es falacia mi amor soñado,
que este en la Biblia nuestro pecado,
que estemos ambos enfermos,
y mucho menos que esto no sea amor eterno.

No es verdad, no…tan solo es cierto que te amo,
que deseo posar mis labios en los tuyos,
me da igual si se destruye este mundo
si muero a tu lado agarrado de tu mano.

Es la desgracia de la sinrazón que domina a los necios,
lo que hace que cientos nos lapiden y miren con desprecio,
pero no importa mi querido tesoro que guardo con tesón
pues yo te juro que te seguiré amando pues soy hombre de honor.

No importa cuanto me castiguen,
que digan lo que quieran mi niño,
porque yo a tu cuerpo me ciño
y da igual las espadas que contra nosotros se fragüen.

Os ruego que me perdones mi bello amante,
por ser tan testarudo y rudo a veces en mis formas,
pero no hagas que calle lo que hace que avance,
que es sin duda las caricias que a mi cuerpo colmas.



-Deja de hablar como Don Juan tenorio.-Mascullaste sonriendo endiabladamente encantador.-Da igual lo que digan los estúpidos, los que jamás aprenderán el significado de la palabra amor y por lo tanto mucho menos aceptarlo. Te amo, no importa que seas orgulloso y testarudo…mucho menos que seas brusco con el enemigo, porque tu enemigo es el mío.-Eras tan dulce, tan pecaminosamente bello…no sé porque te apartaron de mi lado llenándote de golpes y alejándote por siempre de la vida…aunque siempre recordaré tu nombre.