Diario

Eres mío...

Deseo estar frente a ti y mirarte seduciéndote poco a poco. Rozar mis jugosas fauces con la tuya, húmeda y desesperada, mientras introduzco lentamente mi lengua en tu boca. Me encantaría fundir mi aliento junto al tuyo, acariciar tus dientes suavemente y morder tu labio inferior. Introducir lentamente mis dedos entre tus ropas, bajar mi mano hasta tu entrepierna y masajearla. No puedes imaginarte cuanto me apetece dejarte sin poder respirar, por mi pasión. Te recostaría cayendo sobre ti y sintiendo una erección entre tus piernas, mi premio, mientras sigo acosando a tu lengua y bajando la cremallera de tus vaqueros. Jugaría con la palma de mis manos sobre tu miembro aún envuelto por tus calzoncillos, entonces dejaría tus labios para fundirme en tu cuello y los lóbulos de tus orejas.

Amaría lamer tu piel, lentamente recorriéndote como si fuera un can, disfrutando cada segundo como el último. Regresaría a tu boca, me fundiría en ella y te arrancaría por completo de tus pensamientos. Dejarías de pensar por completo en lo que te rodea, tan sólo querrías más y más. Recostado sobre ti masajearía tu miembro con el mío, unidos en un roce mágico y endureciéndose. Te quitaría entonces la camisa, miraría tu torso y sucumbiría regalándote besos. Quiero morder tus pezones, lamerlos y sentir que se erectan. Recorrería cada rincón con mis manos para entonces subir una de tus piernas, acomodarme en tu figura y a tu calor, sin embargo te bajaría los pantalones y yo me desharía de los míos. Haría que sintieras la suavidad de mi miembro, que comprobaras cuanto te necesito. Bajaría mis brazos hasta tus nalgas, mis garras se apoderarían de ella y en tu entrada se divertirían con lujuria. Con una mano te masturbaría y me apoderaría de tus testículos, con otra tu próstata y recto serían seducidos.

Al sumergirme en ti te miraría firmemente, mis iris se expendería y mi boca se abriría junto a la tuya. Exclamarías un gemido mezclado de dolor y placer, siempre es algo molesto la primera vez, pero al cabo de los segundos tu voz sería un coro de ángeles. Mis movimientos serían lentos y profundos, para que notaras los centímetros de mi daga clavándose lentamente en tu interior. Tus manos se colocarían en mis brazos y yo me apoyaría sobre el suelo. Daría igual si es en la cama, encima de una alfombra o en un parque en medio de la noche…como si es en la playa, porque serías mío y tan sólo existirías tú. El ritmo se iría acrecentado, tú mismo lo pedirías, y la posición cambiaría a ser la del esclavo o la de una gran uve. No me molestaría tener que regalarte un completo abanico de posturas, de movimientos, para que llegaras al placer más intenso. Te sentirías en una montaña rusa, subiendo y bajando para volver a subir. Tu miembro no sabía si estallar o aguantar un poco más, sin embargo el mío ya no podría esperar. Dejaría que mi esencia cubriera el camino a tus entrañas mientras tus ojos miel se funden en los míos color de noche. Tú lo harías inmediatamente, no podrías soportar aquel calor que te llena y a la vez te impregna un aroma nuevo.

Mis labios buscarían de nuevo los tuyos…
Mi aliento sería el alimento de tus pulmones…
Tu saliva calmaría mi sed…
Tu cuerpo sería el colchón sobre el cual me adormecería...
Todo tú y todo yo...seríamos uno…uno por una maldita vez en mi calenturienta imaginación.
A veces es más placentero hacerte así el amor, así que de otra forma que jamás podrá ser…
De una forma que te atormenta, de una forma que no deseas.