Diario

Entre las sombras te escogí por tu mirada,
Te intenté proteger de mi mismo,
Y de los sueños que bañaban mi almohada;
Mientras recordaba lo no vivido.
Era un maldito proscrito de las tinieblas,
Intentando refugiarse en ti como entre la niebla
Para abarcar el placer de entre tus piernas
Y poder perder la locura ante caricias tiernas.
Pero así fue el destino y la incapacidad de este vampiro,
Terminó correteándote por la ciudad de los malditos,
Rogando un beso de tus carnosos labios;
Sabiendo que si no era yo serían mis sicarios,
Los que te traerían a mi templo de letras y rosas
Donde yace la melodía de una nueva prosa.
Conseguí acceder a ti con rabioso deseo
Mientras me mirabas con pausado sofoco.
Pensabas que era un idiota o quizás un loco,
Más bien un maniaco que se había vuelto de ti reo.
Me juré a mi mismo que te tendría en mi cama
Y ya ves, en estos momentos reposas en el colchón.
Me miras con inquietud prendiendo mi llama,
Haciendo que calme por completo mi eterno dolor.
Tu aroma baña el ambiente junto al calor de tu cuerpo,
Para que yo acabe llorando porque no te merezco.
Te adoro, te amo y tan sólo hace poco que nos conocemos,
Pero tengo la impresión que nuestro lazo es viejo.
Te quito con delicadeza la ropa, liberando tu figura,
Alejándome yo también de mis ataduras.
Tu piel es tersa, de hermoso claro de luna,
Lo que la hace apetecible y una tortura.
Beso tus carnosos labios sintiendo el veneno;
Enredo mis dedos en tu cabello negro,
Para terminar lamiendo tu cuello;
Sintiéndome halagado por tener al ser más bello
En mis dominios, en mis aposentos.
Caigo una y otra vez en la inconsciencia;
Es como si contemplara un cuadro glorioso,
Porque eres así, porque da esa sensación tu presencia.
Mi lengua recorre tu vientre y mis ojos los tuyos,
Para evadirme de entre estos fríos muros.
Somos ahora ángeles expulsados del cielo,
No tenemos retorno y no nos importa,
Porque aun tenemos alas para alzar el vuelo;
Mientras mi espada tu respiración entrecorta
Mis caderas comienzan el juego.
He entrado y no he esperado ni un segundo más,
Deseaba sentir en él tu fuego,
En este extraño y magnífico vals.
Tus piernas y tu cuerpo tiritan,
Haciéndome sentir vendito en tu ermita,
Te alzo entre mis brazos y rezo.
Rezo a la gratitud de la madre oscuridad,
Por haberte encontrado en la ciudad,
Para poder tus extraños y poderosos besos.
Tu sexo esta a punto de explotar,
Mi esencia va a culminar en tu interior.
¡Nos elevamos en medio del altar!
Que se convirtió la cama de este ser inferior.
Este que cada noche vive por ti,
Este estúpido hijo de Lilith.
Gimo, jadeo y tú me acompañas en coro;
Nuestros cuerpos arden en placer,
Ya no hay restos de decoro,
Haciéndome sentir mi alma nacer,
Mi esencia estalla y tú a la vez.
Te he hecho parte de mí como mi piel
Y ahora necesitaré sentir siempre vergel
Te lo ruego, quédate a mi lado por favor
Necesito sentir por siempre tu calor.