jueves, 10 de enero de 2008

Desconocidos







Nos habíamos conocido en un lugar mugriento, sin muy buen pie y terminamos discutiendo bajo la lluvia. Éramos como dos gallos de pelea a punto de coronarse el más idiota. Me había derramado la bebida y yo acto seguido hice lo mismo con la suya, porque decidió no disculparse. Decidí dar por terminada la pelea corriendo a refugiarme en un callejón, él me persiguió como si fuera un policía duro en busca de un simple ratero. De improvisto, sin saber bien porqué o cómo, comenzamos a besarnos. Su lengua se profundizaba en mi boca y me enloquecía. Sus manos acariciaban mi cuerpo por encima de mi ropa empapada, y las mías se posicionaban en su rostro.

-Lo siento.-Susurró mientras mordía mi cuello y me atrapaba entre sus cadenas, que eran sus brazos enroscándose como una serpiente sobre mis caderas.-Quería derramártela para crear conversación, pero eres demasiado chulo como para que no comiences a sentir tu orgullo herido.-Dijo tras morder mi labio y sonreír un instante con aire de Bogart o simplemente de chulo sin remedio. Continuó besándome, quitándome el aliento y destrozándome por completo. Me había aniquilado las fuerzas y me maniataba.

-Imbécil.-Mascullé intentando en vano apartarme de él. Cada vez sentía mejor los ladrillos de la fachada y sus manos moverse por mi torso, para luego bajar a mis nalgas apretándolas.

-Seré imbécil pero te tengo en mis zarpas.-Comentó besando mi cuello mientras mi cuerpo reaccionaba instintivamente al placer.

-Me llamo David.-Susurré mirándole con detenimiento. Era bastante atractivo, pero sin duda la chulería le podía.

-Yo me llamo Néstor.-Respondió para robarme otro beso con lujuria.

-Deja de besarme.-Dije molesto.-Y suéltame.-Añadí deseando que me dejara respirar, me estaba aplastando incluso las costillas.

-Me encantan los chicos como tú, con carácter.-Masculló con media sonrisa apartándose escasamente de mí, pero al menos me dejaba respirar.-Eres muy sexy.-Susurró a menos de un palmo de mi rostro.

-¿Ah sí?-Dije con ironía empujándolo esta vez yo hacia el otro muro. Puse mi rodilla izquierda entre sus piernas y acaricié su entrepierna.-Tú tampoco estás mal.-Mascullé lamiendo sus labios dándole a entender que no era tan dócil como él pensaba.

-Vaya esto no lo esperaba.-Susurró con su respiración algo agitada.

-¿Tienes sitio?-Pregunté apoyando mis manos en el muro.

-Sí, vivo solo.-Respondió para luego volver a besarme con lujuria apretando mi cabeza con sus manos. Sus dedos jugueteaban con mis cabellos y eso me excitaba.

-Vayamos.-Dije apartándole de él para guiarlo hasta mi coche.

-Y yo que creí que no tendría sexo.-Dijo con ironía sentándose en el asiento del copiloto mientras yo me abrochaba el cinturón.

-Dime dónde es.-Comenté arrancando.

-Podríamos haber ido andando, es toda esta calle recta a la derecha y al final de esa está el edificio donde vivo.-Dijo bajando la ventanilla.

Llegamos en apenas unos minutos y aparqué en un sitio libre cercano a la puerta de aquel bloque ceniciento, un lugar algo frío y que parecía ser muy silencioso. La noche nos cubría por completo, la única farola estaba rota y tan sólo algunas luces se podían percibir de las habitaciones de algunos de los departamentos. Entramos y subimos por el ascensor hasta el piso número diez, el más alto de todos, y caminamos deambulando por el pasillo hasta la puerta D. Allí nos detuvimos y él hizo un sonido de llaves que dio paso a una cerradura abriéndose. Pasamos al interior. Sin duda era el piso de un soltero, pocos muebles, poca decoración y lo prescindible en medio de una maraña de desorden. Tiró de mí hasta su habitación y nos arrojamos a la cama. Empezamos a besarnos y a sentir las caricias, uno del otro, sobre nuestras ropas.

-Te llevaba observando semanas.-Comentó haciendo ese gesto tan peculiar y odioso, una sonrisa de medio lado mientras se pegaba más a mí.

-¿A sí?-Dije con egocentrismo.-Lo sé, todos me suelen mirar demasiado, sobretodo tipejos de medio pelo con una casa desastrosa y que piensan seguro que es de lo más chic.-Mascullé mirándolo de reojo mientras me acomodaba en la cama.

-Sí, me suelo fijar en flacuchos con la lengua de serpiente, algún día se la muerden y quedan envenenados.-Respondió algo herido por lo que había dicho.

-Dejemos de hablar.-Dije levantándome para quitarme la chaqueta, la camisa y mis deportivas. Me quité un botón del pantalón y lo miré con gula.-Hagamos cosas mejores, ¿no?-Murmuré recostándome sobre él para introducir mis manos bajo su chupa y camiseta.

-Eres algo descarado.-Susurró.-Eso es lo que más me gusta de ti.-Dijo bajándome la cremallera del pantalón para jugar con sus dedos y mi miembro.

-Tú eres peor que yo.-Comenté arrojándome sobre él para quitarle toda la ropa que tenía.

Poco a poco ambos quedamos desnudos mirándonos frente a frente luchando por liderar los ataques de besos, caricias y pequeños mordiscos en el cuello. Empecé entonces a llevar la iniciativa, mi carácter le pudo y me recosté sobre él aplastándolo con mi cuerpo.

-Vas a tocar el cielo.-Susurré en su oreja derecha para luego morder su lóbulo y pasar mi lengua lentamente por su cuello, hasta su pezón del mismo lado y luego llegué a su vientre. Comencé a lamer la zona de su ombligo y mis manos bajaron completamente hasta su entre pierna. La izquierda estaba sobre su escroto y la otra sobre su miembro. Mi lengua se pasó lentamente por el principio de su virilidad y sonreí encantado ante su mirada colapsada por la necesidad. Empecé a introducirme su entrepierna lentamente, rodeándola por completo, para enroscar así mi lengua en él dándole calor con la humedad de mi boca.

-Ya veo que lo necesitabas tanto como yo.-Susurró dejándose hacer.

Mis dedos entonces se escurrieron a su entrada desde sus testículos, sonreí ante su expresión y pequeño gemido de placer. Comencé a moverlos con agilidad, tan sólo era un par, e intentaba concentrarme en encontrar su punto débil, es decir, el punto donde sentía mayor placer. Mi boca no paraba de acariciarlo, mimarlo dulcemente con mis labios y saliva, mientras mi mano derecha surcaba su torso con deseo. Mis ojos se anclaron en los suyos con fiereza. Acabé por salir de él y me introduje por completo en él. Mi miembro palpitaba en su interior, estaba completamente excitado y él accedió a ser sodomizado, al menos de momento. Emprendí un ritmo lento, profundo y compasado; hasta que enloquecí y comencé a moverme con una rapidez delirante. Sus gemidos me alentaban por completo, el calor de mi cuerpo y el suyo se enlazaban, mi cuerpo se perlaba y el suyo también. Mis labios rozaban los suyos y mi lengua se desbordaba por el placer. Sus piernas me rodeaban intentando que accediera lo mejor posible a sus entrañas. Acabé por enloquecer del todo y en un gemido abrupto me derramé en su interior. Mi esencia se mezcló en aquel calor que rezumaba su entrada. Él hizo lo mismo quedando satisfecho por mis caricias.

-Follas muy bien.-Susurró mientras salía de él.

-No he acabado.-Dije besando su boca otra vez, apoderándome de su aliento.

Comencé a lamer su esencia mientras recorría su miembro con deseo. Era grueso aunque un par de centímetros menos que yo. Me pregunté qué se sentiría teniéndolo dentro de mí, sin embargo aún era pronto para emprender la locura otra vez. Mis manos pasaron por su torso y con un movimiento le di a entender que se recostara hacia abajo. Empecé a besar su nuca, luego su espalda mientras acariciaba sus brazos con un masaje sensual, más tarde pasé con lenta toda su columna vertebral y acabé mordiendo sus nalgas. Mi lengua se deslizaba como una serpiente, se deleitaba con aquel sabor tan agradable de su piel. Mi miembro se endureció nuevamente, él suyo también, y le volteé otra vez. Le miré detenidamente y me subí sobre su vientre.

-Estás muy callado.-Mascullé besando su lóbulo derecho con una sonrisa seductora mientras me alejaba de su cuello.

-Me dejo complacer.-Respondió acariciando mi figura.

Emprendí una nueva locura, me moví sobre su miembro para luego introducírmelo.

-¿Te das cuenta que solo somos extraños? Apenas sabemos nada el uno del otro.-Susurró tomándome de las nalgas.

-¿Y qué?-Pregunté mirándole detenidamente.

-Nada.-Susurró entregándose al placer, como yo.

Mis movimientos eran rítmicos, pero rápidos. Mis manos acariciaban su torso y me mordía el labio mientras sentía el placer que su miembro me regalaba. Le miré con lujuria y emprendí un movimiento más acelerado. Mis nalgas masajeaban su virilidad, las paredes de mi interior le daban calor y él gemía ante todo aquello. En un instante salí de él y me posicioné sobre las sábanas sensualmente, él sabía lo que deseaba y se subió sobre mí. Me abrió bien las piernas y entró con rudeza. Su sexo era como el de una bestia insatisfecha buscando sangre, algún alimento, y yo era su presa. Sus mordiscos en el cuello me enloquecían y mi mirada se perdía en el techo. Mis manos se aferraron por completo a su espalda, arañándola por el ritmo que llevaba. Acabó vertiéndose segundos antes que yo y aquel calor me enloqueció.

Quedamos agotados hasta la noche siguiente. Una terrible sed me despertó y él no estaba, me sentía algo extraño y agotado. Me moví por la casa deambulando de aquí para allá, no encontraba la cocina y terminé bebiendo del lavabo. Sin embargo al beber no sentía mejoría y mi garganta me quemaba, regresé a la cama y él me esperaba. Me abracé a él e intenté no pensar en aquella extraña sed.

-Has venido nuevamente a la vida.-Susurró.-Creí que no podrías.-Añadió sonriéndome con dulzura.

-¿A la vida?-Dije algo mareado y aún sintiendo que mi garganta era un desierto.

-¿Tienes sed? La sangre será lo único que te la aplaque, vístete iremos de caza.-Comentó y comencé a reír divertido.

-¿Te crees un vampiro?-Pregunté apartándome de él.

-Es lo que soy y lo que eres.-Respondió mostrándome los colmillos y yo desafortunadamente también los tenía.

Desde aquella noche no puedo liberarme de él, no entiendo porqué me escogió y el motivo por el cual dice amarme. Yo la verdad estoy confuso, llevo un par de meses a su lado y no sé que pensar. Me siento extraño y lamento haber caído en su trampa, sin embargo a la vez deseo atarme más a su piel.

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{Iwaki and Katou} <3 [Tócame]

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