
La ciudad, esa deforme dama, iluminada por el resplandor de locales de sexo al por mayor; las calles vacías y en el aire el dulzor amargo de una clave de jazz; la oscuridad acompañan a casa esquina; el bohemio sigue tan felino y rey de las tinieblas como antaño. Yo soy el mensajero del lenguaje convertido en envenenadas y certeras dagas o llamas emergidas de las alcantarillas del mismísimo infierno. Mis alas de oscuras cenizas se expanden por el vacío de mi revuelta habitación. Solo con la media luz del escritorio junto al cuchicheo del lapicero son mis compañías. Fuera en la jungla o paraíso perdido los amantes derrotan barreras en un coche o un joven cae en el asfalto en coma etílico, - ¿Qué importa? “Nada”- mientras los segundos asfixian la vida. Los versos son tristes en esta velada, me he convertido en el enterrador de lo que una vez protegí. Prosiguen las lágrimas a las sonrisas amargas, mientras mi piel blanquecina bajo mis cabellos ondulados sintiendo que nada importa. Hoy como ayer y ayer como hoy siguen pensando que soy un estúpido descerebrado que no se da cuenta de lo que sucede.
Soy un ser bastante inteligente, intuitivo y mis premoniciones ayudan a protegerme con un certero escudo. Aunque no sólo es eso, sino también un indudable utensilio de metal forjado en las fraguas de Hefesto es mi guía. En realidad no soy un guerrero, mucho menos un ángel del desconsuelo o un hijo de las tinieblas… sino un joven empuñando un bolígrafo barato y un papel amarillento. Desnudo sin ningún tipo de traje me descubro en medio de vuestro show. Vengo a guiaros por mi carcomida mente.
“Traigo un comunicado sobre mi fe en mi mismo y nula capacidad de creer en el ser humano. He renacido mil veces y me han humillado otras tantas. Falacias de desvergonzados que una vez protegí inundan el reino de la verdad. Dañan con tan sólo una mentira espetada a través de sus dedos. Estoy cansado, triste y defraudado de vosotros los hombres. Dijisteis ser mis amigos, mis compañeros de camino, pero me abandonasteis al principio del recorrido. Habéis camuflado vuestro rostro con máscaras, nombres falsos y patrañas.
¿Cuántas veces habéis venido a mí? No lo sé. Si tan cruel soy, tan nefasto, ruin y detestable junto con otras desventuras no entiendo porqué venís a mi encuentro. ¿No tenéis vida propia? Sí, me lo pregunto y os lo cuestiono. Veréis pues vengo pensando que sois espectros que sobrevivís hurgando en la basura o en las entrañas de este dramaturgo. Jamás os hice daño, os presté mi espada y os regalé mi escudo, mas decís calumnias y me dañasteis el alma. Por ello saludo a vuestra miseria, mentiras, prejuicios y envidias que devoran la verdad que escondéis. Estoy cansado de vuestra estupidez al verme torpe y descentrado, pues cuando alcanzáis el enigma yo ya resolví el problema.
Hace días que me cuestiono que tiene de hermoso tener un alter ego para dañar al resto. Os convertís en parásitos urbanos y deseáis que yo sea uno de vosotros. Habéis sido homosexuales, mujeres desesperadas, hombres sin futuro, poetas errantes, clones de mi propia personalidad y no olvidemos transexuales sin conocimiento de si mismos. Utilizáis cualquier vendaje, máscara o simplemente palabras para acercaros a mí. Mis escritos de filosofía, tétricos parajes, amores imposibles, pasión desenfrenada, crónicas urbanas o obras versadas en teatros apocalípticos… mientras vosotros intentáis parecer divos del infierno, hombres decadentes, seres sin cabeza o alocados jovencitos buscando que los atiendan. Sois mis bufones, hacéis que me ría y me jacte de que no tenéis cerebro bajo vuestro cráneo. Infantiles monigotes asustando a niños sin pavor a la noche, eso es lo que sois.
Luego me decís egocéntrico cuando os recrimino vuestros actos, mas cuando os aburrís habláis de mi vida privada. Es ingenioso hablar de otros, comentar sobre la vida de los demás, pero creo que es más coherente conversar sobre la vuestra. Para humillarme me habéis dicho afeminado, invertido, sidoso y otras tantas perlas… no habéis logrado nada, quizás hacerme más fuerte y dejaros sin ropa ante Torquemada. Os haré arder en la hoguera, sentiréis que las llamas os queman y terminaréis sufriendo dolores terribles por la purificación de vuestra bazofia. Sufriréis mi ira… mi odio… el vacío de la historia caerá sobre vuestros hombros y nadie llorará vuestra muerte.”
Bienvenidos a mi mundo de llamas, alojaros donde deseéis sollozar vuestras bulas… desgraciados sin lengua asesinados por mis propias manos. Peleles que vais de rebeldes sin ninguna causa, motivo o razón…creéis que sois mejores que yo…
Un triste homosexual…
Un escritor que narra su propia vida en simples líneas…
Un amante fiel y poco cerebral…
Un elocuente bandido que roba besos a escondidas…
Un guerrero que se esconde tras un pergamino…
Un bohemio…
El único testigo que queda de la estirpe de los hombres del siglo dieciocho…
Yo…
Voluntario de mi propia herejía… os condeno a la muerte más lenta y dolorosa.
Soy un ser bastante inteligente, intuitivo y mis premoniciones ayudan a protegerme con un certero escudo. Aunque no sólo es eso, sino también un indudable utensilio de metal forjado en las fraguas de Hefesto es mi guía. En realidad no soy un guerrero, mucho menos un ángel del desconsuelo o un hijo de las tinieblas… sino un joven empuñando un bolígrafo barato y un papel amarillento. Desnudo sin ningún tipo de traje me descubro en medio de vuestro show. Vengo a guiaros por mi carcomida mente.
“Traigo un comunicado sobre mi fe en mi mismo y nula capacidad de creer en el ser humano. He renacido mil veces y me han humillado otras tantas. Falacias de desvergonzados que una vez protegí inundan el reino de la verdad. Dañan con tan sólo una mentira espetada a través de sus dedos. Estoy cansado, triste y defraudado de vosotros los hombres. Dijisteis ser mis amigos, mis compañeros de camino, pero me abandonasteis al principio del recorrido. Habéis camuflado vuestro rostro con máscaras, nombres falsos y patrañas.
¿Cuántas veces habéis venido a mí? No lo sé. Si tan cruel soy, tan nefasto, ruin y detestable junto con otras desventuras no entiendo porqué venís a mi encuentro. ¿No tenéis vida propia? Sí, me lo pregunto y os lo cuestiono. Veréis pues vengo pensando que sois espectros que sobrevivís hurgando en la basura o en las entrañas de este dramaturgo. Jamás os hice daño, os presté mi espada y os regalé mi escudo, mas decís calumnias y me dañasteis el alma. Por ello saludo a vuestra miseria, mentiras, prejuicios y envidias que devoran la verdad que escondéis. Estoy cansado de vuestra estupidez al verme torpe y descentrado, pues cuando alcanzáis el enigma yo ya resolví el problema.
Hace días que me cuestiono que tiene de hermoso tener un alter ego para dañar al resto. Os convertís en parásitos urbanos y deseáis que yo sea uno de vosotros. Habéis sido homosexuales, mujeres desesperadas, hombres sin futuro, poetas errantes, clones de mi propia personalidad y no olvidemos transexuales sin conocimiento de si mismos. Utilizáis cualquier vendaje, máscara o simplemente palabras para acercaros a mí. Mis escritos de filosofía, tétricos parajes, amores imposibles, pasión desenfrenada, crónicas urbanas o obras versadas en teatros apocalípticos… mientras vosotros intentáis parecer divos del infierno, hombres decadentes, seres sin cabeza o alocados jovencitos buscando que los atiendan. Sois mis bufones, hacéis que me ría y me jacte de que no tenéis cerebro bajo vuestro cráneo. Infantiles monigotes asustando a niños sin pavor a la noche, eso es lo que sois.
Luego me decís egocéntrico cuando os recrimino vuestros actos, mas cuando os aburrís habláis de mi vida privada. Es ingenioso hablar de otros, comentar sobre la vida de los demás, pero creo que es más coherente conversar sobre la vuestra. Para humillarme me habéis dicho afeminado, invertido, sidoso y otras tantas perlas… no habéis logrado nada, quizás hacerme más fuerte y dejaros sin ropa ante Torquemada. Os haré arder en la hoguera, sentiréis que las llamas os queman y terminaréis sufriendo dolores terribles por la purificación de vuestra bazofia. Sufriréis mi ira… mi odio… el vacío de la historia caerá sobre vuestros hombros y nadie llorará vuestra muerte.”
Bienvenidos a mi mundo de llamas, alojaros donde deseéis sollozar vuestras bulas… desgraciados sin lengua asesinados por mis propias manos. Peleles que vais de rebeldes sin ninguna causa, motivo o razón…creéis que sois mejores que yo…
Un triste homosexual…
Un escritor que narra su propia vida en simples líneas…
Un amante fiel y poco cerebral…
Un elocuente bandido que roba besos a escondidas…
Un guerrero que se esconde tras un pergamino…
Un bohemio…
El único testigo que queda de la estirpe de los hombres del siglo dieciocho…
Yo…
Voluntario de mi propia herejía… os condeno a la muerte más lenta y dolorosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario