
Carta a mi buen amante:
Viviendo en medio de un huracán, donde mi cuerpo se estremece, consigo permanecer en el mismo lugar gracias a un hombre, que no solo me ama sino que confía en mí. Desnudos en una habitación en medio de la nada, tan deliciosamente excitados mientras todo se derrumba a nuestro alrededor. Eres lo único que tengo firme, mi mayor pilar y mi aliado en las sombras de la amarga soledad. Siempre me sentí excluido de la realidad, de la sociedad, aunque una multitud me abrazara y conversara con mi espectro. Normalmente me sentía perdido en mi mismo y no sabía avanzar.
Sueño con poder deleitarme con tus sonrisas, probar el sabor de tu piel y que se impregne en mí el aroma de sus cabellos. Suelo reír con tus comentarios de inocencia que me hacen escapar de este mundo ruin. Anhelo poder escuchar tus pasos por la habitación y sentir tu aliento en mi nuca en un abrazo inesperado. Desearía sentarte sobre mis rodillas para poder sentir tu espalda sobre mi torso. Durante mi infancia siempre me cuestioné como serían los rostros de los ángeles, ahora simplemente pinto a cientos con tus rasgos pensando en que puedo tocarte en cada segundo. Sigo el rumbo de los acontecimientos mientras susurro en la lejanía cuanto te amo. Me volvería loco si te apartaras de mi lado, sin embargo lo que deseo alcanzar es que seas feliz por completo y que tu vida jamás se diluya entre lágrimas. Daría todo por ti, incluso mi vida a cambio de la tuya.
He esperado un año a tenerte entre mis manos, un año a poseer tu amor, un año a ser esclavo de tus designios, un año sonriendo a escondidas por una palabra amable….un año. Ahora, tras un año amargo y detestable donde mis ojos no han parado de entristecerse puedo decir que sonrío. No importa nada, mucho menos los comentarios vulgares sobre nuestro amor o la desnudez de nuestros cuerpos, lo importante es la materia de nuestras almas. Me siento victorioso como cual jinete en un torneo donde se lleva a la dama. He conseguido derrotar al tiempo, al lamento, a las huellas de momentos difíciles y nos hicimos hermanos de espada. Luchamos por nuestros ideales, algo que no se puede matar ni borrar de la mente, para ser lo que siempre fuimos, hombres libres con corazón de fuego. Logré mi meta, beber de tus labios, y poder contarlo a todo aquel incrédulo.
Ayer me descubrí ante el espejo, las cicatrices de mi cuerpo me recordaron viejas heridas y mis ojos se bañaron en lágrimas. Me apoyé sobre el lavabo, mi imagen sonreía mientras mis labios murmuraban tu nombre. Lo que tengo lo he logrado gracias a tu apoyo, he conseguido mantenerme vivo y mis ojos ya no canta el miserere sino un alegre murmullo. La cruz que porto, como cual nazareno, siento que desaparece y renacen mis alas cercenadas antaño por malas artes. Hoy el hijo de Lucifer, sigo sus designios de seguir mis propios designios y proteger lo que realmente amo. He emergido de las tinieblas para que vos, mi bello ángel, me sostengas con tan sólo un humilde te amo.
Sueño con poder deleitarme con tus sonrisas, probar el sabor de tu piel y que se impregne en mí el aroma de sus cabellos. Suelo reír con tus comentarios de inocencia que me hacen escapar de este mundo ruin. Anhelo poder escuchar tus pasos por la habitación y sentir tu aliento en mi nuca en un abrazo inesperado. Desearía sentarte sobre mis rodillas para poder sentir tu espalda sobre mi torso. Durante mi infancia siempre me cuestioné como serían los rostros de los ángeles, ahora simplemente pinto a cientos con tus rasgos pensando en que puedo tocarte en cada segundo. Sigo el rumbo de los acontecimientos mientras susurro en la lejanía cuanto te amo. Me volvería loco si te apartaras de mi lado, sin embargo lo que deseo alcanzar es que seas feliz por completo y que tu vida jamás se diluya entre lágrimas. Daría todo por ti, incluso mi vida a cambio de la tuya.
He esperado un año a tenerte entre mis manos, un año a poseer tu amor, un año a ser esclavo de tus designios, un año sonriendo a escondidas por una palabra amable….un año. Ahora, tras un año amargo y detestable donde mis ojos no han parado de entristecerse puedo decir que sonrío. No importa nada, mucho menos los comentarios vulgares sobre nuestro amor o la desnudez de nuestros cuerpos, lo importante es la materia de nuestras almas. Me siento victorioso como cual jinete en un torneo donde se lleva a la dama. He conseguido derrotar al tiempo, al lamento, a las huellas de momentos difíciles y nos hicimos hermanos de espada. Luchamos por nuestros ideales, algo que no se puede matar ni borrar de la mente, para ser lo que siempre fuimos, hombres libres con corazón de fuego. Logré mi meta, beber de tus labios, y poder contarlo a todo aquel incrédulo.
Ayer me descubrí ante el espejo, las cicatrices de mi cuerpo me recordaron viejas heridas y mis ojos se bañaron en lágrimas. Me apoyé sobre el lavabo, mi imagen sonreía mientras mis labios murmuraban tu nombre. Lo que tengo lo he logrado gracias a tu apoyo, he conseguido mantenerme vivo y mis ojos ya no canta el miserere sino un alegre murmullo. La cruz que porto, como cual nazareno, siento que desaparece y renacen mis alas cercenadas antaño por malas artes. Hoy el hijo de Lucifer, sigo sus designios de seguir mis propios designios y proteger lo que realmente amo. He emergido de las tinieblas para que vos, mi bello ángel, me sostengas con tan sólo un humilde te amo.
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