
Gritó, sollozó y dejó que la lluvia bañara su cuerpo cubierto de heridas. Todo comenzó hace ya más de veinte años, en su nacimiento, su linaje era el de los guerreros más destructores del país. El mundo había quedado reducido a la nada, estamos en un futuro sin presente y el aire es algunas zonas es demasiado tóxico. Los edificios de épocas pasadas eran fantasmas de muros de hormigón impenetrables. Algunas zonas de la tierra había ciado en dominios del mar, el clima había cambiado radicalmente y el hombre había muerto en una devastadora cantidad. Como se suele decir, habíamos vuelto a siglos pasados por la guerra de territorios con alimento y por pequeños reinos con despóticos reyes autoproclamados. Él era la perfección en la raza, había nacido para la guerra y las artes, sin duda el humano ideal para proseguir subsistiendo. En un tiempo donde la vida vale nada, en el cual la guerra se recrudecía por instantes y reinos enteros eran sumidos en su tragedia.
Él, el guardián, había caminado durante semanas por las calles del nuevo reino europeo. Era una pequeña ciudad reconstruida con trozos de historia de todas las antiguas urbes metropolitanas que existieron en Europa. Las calzadas agrietadas y la pobre higiene le hacían recordar a los libros de historia, cuando la edad media asediaba con la peste y las ratas todo el continente. Ahora la electricidad, el agua potable y todos los inventos modernos habían quedado inútiles. Entonces entre la maraña había contemplado la puerta del palacio, donde lo esperaban. Allí, frente a los escalones le dieron un casco junto con una coraza y una espada para que subiera al caballo que le esperaba. Le habían llamado Aquiles, por culpa de la mitología griega que tanto apasionaba a su padre. Se enfrentaría a sus propios miedos y el mundo conocería la esperanza.
Cuando se vio sumido en la lucha, el calor tan atosigante del desierto de Alemania le ahogaba, su caballo desfallecía pero sus enemigos estaban igual de desfallecidos. Durante noches, días, luchó sin cesar viendo como todos morían a su lado y, sus camaradas que se habían convertido en parte de su familia, se enterraban en la ardiente arena. Quedaban pocos, él no parecía cansado y creía combatir por una causa noble. Le habían dicho que el reino era amenazado y que deseaban sumirlo en la destrucción, él había aceptado siendo llamado máquina de muerte. Destrozó a todo aquel que se puso en camino, la sangre emanaba de sus heridas poco profundas y su mirada se convirtió en el mismo sol. Al acabar la contienda tan sólo el estandarte estaba en pie, sonriendo a las estrellas. Él había sobrevivido, había vencido a todo y a todos, para montar en su jamelgo a duras penas y llegar la ciudad. Estuvo en coma durante una semana, para luego resucitar como cual Nazareno.
Se sentía orgulloso de si mismo, había creído alcanzar una causa justa y cuando se hizo la fiesta en su nombre se sintió pletórico. Sin embargo un informador, un chico vestido con harapos de gran belleza se acercó a él tras la celebración. Ambos se sentaron lejos en un pequeño jardín, era la única zona verde que habían conseguido proteger. Se sentaron bajo el arrullo de una fuente, cuando pensó que sus labios iban a ser saciados con los del joven este apartó el rostro. Pero Aquiles deseaba poseer aquel cuerpo, desgarrar sus ropas y hacerlo suyo bajo la propia noche.
-Serías capaz de besarme, cuando has matado a todos los hombres de mi reino.-Masculló entre lágrimas.
-¿Es una emboscada? ¿Quién te habló de mi sexualidad?-Interrogó ofendido.
-Simplemente quería preguntarte como te puedes llamar héroe cuando has matado a los desterrados de Europa.-Respondió.
-¿Cómo?-No entendía nada, era lógico.
-Éramos ciudadanos pero nuestras enfermedades, discapacidad o simplemente sexualidad nos hizo ser monstruos. Buscan la perfección y no la unión. ¿Qué pensarían si supieran que eres uno de los nuestros?-Susurró con amargura en la voz.
-Imposible, no puede ser.-Estaba roto de dolor, sus lágrimas también florecieron.
-Soy transexual masculino, me han operado en la clandestinidad en el nuevo país floreciente que existe tras las dunas.-Sonrió levemente mirando las estrellas.
-¿He matado inocentes?-Se preguntó a si mismo.
-¿No lo sabías?-Interrogó.
-Me dijeron que queríais aniquilar a este pueblo.-Respondió temblándole el labio de la impotencia, su mente era un caos y el joven parecía demasiado frágil para enfrentarse a él. Sabía que nadie en su sano juicio lo mandaría para matarlo, sería una muerte rápida y fácil.
-No, nosotros solo queríamos hermandad y expresar que somos tan perfectos como ellos.-Respondió clavando sus verdes ventanales a los pardos del guardián.
-Llévame a tu tierra, quiero pedir disculpas por mi crimen y que me destrocéis si es preciso.-Comentó tomándolo del brazo.
-No, no hará falta. No somos vengativos.-Respondió.
-¿Puedes darme ahora ese beso?-Susurró dejando posar sus labios en el cuello de su victima.
-Soy transexual masculino.-Respondió apartándose de él.
-Ya, pero no tiene nada que ver con la sexualidad.-Sonrió maravillado por la belleza que reflejaba en él los rayos de luna.
-Ven a mi pueblo, protégelo y yo te daré mi cuerpo.-
Así comenzó el pacto, hasta esta noche en la cual asaltaron el nuevo reino y lo destrozaron junto a aquel muchacho. Él destruyó a todos los hombres que se habrían paso en las calles de la ciudad, pero no pudo ayudar a su querido y apreciado amante. Por ello hoy se encuentra sumido en la soledad, aullando como si fuera un perro callejero, la muerte de su humanidad.
Él, el guardián, había caminado durante semanas por las calles del nuevo reino europeo. Era una pequeña ciudad reconstruida con trozos de historia de todas las antiguas urbes metropolitanas que existieron en Europa. Las calzadas agrietadas y la pobre higiene le hacían recordar a los libros de historia, cuando la edad media asediaba con la peste y las ratas todo el continente. Ahora la electricidad, el agua potable y todos los inventos modernos habían quedado inútiles. Entonces entre la maraña había contemplado la puerta del palacio, donde lo esperaban. Allí, frente a los escalones le dieron un casco junto con una coraza y una espada para que subiera al caballo que le esperaba. Le habían llamado Aquiles, por culpa de la mitología griega que tanto apasionaba a su padre. Se enfrentaría a sus propios miedos y el mundo conocería la esperanza.
Cuando se vio sumido en la lucha, el calor tan atosigante del desierto de Alemania le ahogaba, su caballo desfallecía pero sus enemigos estaban igual de desfallecidos. Durante noches, días, luchó sin cesar viendo como todos morían a su lado y, sus camaradas que se habían convertido en parte de su familia, se enterraban en la ardiente arena. Quedaban pocos, él no parecía cansado y creía combatir por una causa noble. Le habían dicho que el reino era amenazado y que deseaban sumirlo en la destrucción, él había aceptado siendo llamado máquina de muerte. Destrozó a todo aquel que se puso en camino, la sangre emanaba de sus heridas poco profundas y su mirada se convirtió en el mismo sol. Al acabar la contienda tan sólo el estandarte estaba en pie, sonriendo a las estrellas. Él había sobrevivido, había vencido a todo y a todos, para montar en su jamelgo a duras penas y llegar la ciudad. Estuvo en coma durante una semana, para luego resucitar como cual Nazareno.
Se sentía orgulloso de si mismo, había creído alcanzar una causa justa y cuando se hizo la fiesta en su nombre se sintió pletórico. Sin embargo un informador, un chico vestido con harapos de gran belleza se acercó a él tras la celebración. Ambos se sentaron lejos en un pequeño jardín, era la única zona verde que habían conseguido proteger. Se sentaron bajo el arrullo de una fuente, cuando pensó que sus labios iban a ser saciados con los del joven este apartó el rostro. Pero Aquiles deseaba poseer aquel cuerpo, desgarrar sus ropas y hacerlo suyo bajo la propia noche.
-Serías capaz de besarme, cuando has matado a todos los hombres de mi reino.-Masculló entre lágrimas.
-¿Es una emboscada? ¿Quién te habló de mi sexualidad?-Interrogó ofendido.
-Simplemente quería preguntarte como te puedes llamar héroe cuando has matado a los desterrados de Europa.-Respondió.
-¿Cómo?-No entendía nada, era lógico.
-Éramos ciudadanos pero nuestras enfermedades, discapacidad o simplemente sexualidad nos hizo ser monstruos. Buscan la perfección y no la unión. ¿Qué pensarían si supieran que eres uno de los nuestros?-Susurró con amargura en la voz.
-Imposible, no puede ser.-Estaba roto de dolor, sus lágrimas también florecieron.
-Soy transexual masculino, me han operado en la clandestinidad en el nuevo país floreciente que existe tras las dunas.-Sonrió levemente mirando las estrellas.
-¿He matado inocentes?-Se preguntó a si mismo.
-¿No lo sabías?-Interrogó.
-Me dijeron que queríais aniquilar a este pueblo.-Respondió temblándole el labio de la impotencia, su mente era un caos y el joven parecía demasiado frágil para enfrentarse a él. Sabía que nadie en su sano juicio lo mandaría para matarlo, sería una muerte rápida y fácil.
-No, nosotros solo queríamos hermandad y expresar que somos tan perfectos como ellos.-Respondió clavando sus verdes ventanales a los pardos del guardián.
-Llévame a tu tierra, quiero pedir disculpas por mi crimen y que me destrocéis si es preciso.-Comentó tomándolo del brazo.
-No, no hará falta. No somos vengativos.-Respondió.
-¿Puedes darme ahora ese beso?-Susurró dejando posar sus labios en el cuello de su victima.
-Soy transexual masculino.-Respondió apartándose de él.
-Ya, pero no tiene nada que ver con la sexualidad.-Sonrió maravillado por la belleza que reflejaba en él los rayos de luna.
-Ven a mi pueblo, protégelo y yo te daré mi cuerpo.-
Así comenzó el pacto, hasta esta noche en la cual asaltaron el nuevo reino y lo destrozaron junto a aquel muchacho. Él destruyó a todos los hombres que se habrían paso en las calles de la ciudad, pero no pudo ayudar a su querido y apreciado amante. Por ello hoy se encuentra sumido en la soledad, aullando como si fuera un perro callejero, la muerte de su humanidad.
3 comentarios:
que buena alucinada
muchas gracias por tu comentario, muy bueno tu blog
transexual masculino?? es decir, una mujer que se volvio hombre? OH, NO J0DAS..en serio???
siempre quise conocer una...es más, en una de las entradas anteriores d emi blog (no me acuerdo ahora qué mes, pero sería más o menos dos meses atrás) hice un artículo sobre los transmen.... a ver si lo checkeas y me das tu opinión..
hmm.. ya me olía algo, cuando te leo noto mucho que estás comprometido con la causa-.-.- en ese caso debo resultarte la mar de frívolo, jjj
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