lunes, 3 de septiembre de 2007

Diario






En la época medieval existían los llamados trovadores, aquellos que cantaban las gestas de héroes de los reinos por donde pisaban sus pies. Mentirosos, creadores de fantasía, enlazaban la realidad con la mentira más sutil junto a la poesía y sus instrumentos. Eran el único divertimento del pueblo junto al teatro que se creaba en las iglesias, y que poco a poco se ejerció en la calle por el populacho. Hoy en día siguen existiendo encarnados en maestros de la escena, también los escritores tenemos el alma proscrita a la realidad y abrazados por la fantasía. Vivimos en un mundo distante, muy crítico con nuestros pasos, si bien nos merece la pena porque somos dueños de nuestros actos.

La belleza de un aplauso, los elogios y las palabras de apoyo son esenciales para el alimento de nuestra alma. El espíritu de un poeta no solo son versos o tragicomedia, sino también miradas cortesanas que alaban su materia. El arte de un pincel se hace fuerte en unas manos sabias, los aprendices intentan mostrar su dominio y a veces fallan pero no cesan en su empeño. Los artistas somos de una raza distinta, vendemos lo que amamos y todo por un par de monedas para alimentarnos. La magia de la ilusión la pone el espectador. La sensatez a veces no va de la mano con las críticas y se formulan ideas equivocadas. A veces somos amados por personajes afables, otras odiados por dar muerte a un buen villano, no hay quien entienda este mundo y mucho menos a los auditores.

En las notas amargas de un violín se puede mostrar felicidad.
En las los rayos de soledad de una pintura se denota la compañía de un sentimiento nuevo.
La felicidad de un joven actor puede verse truncada por la severa mirada de su acompañante en la escena.
Creamos sentimientos, sueños, ilusiones, en definitiva…fantasía que se puede tocar con solo alargar la mano y abrir los corazones.
Maquillamos nuestro rostro, producimos lágrimas falsas que provienen de recuerdos incrustados en nuestra mente o reímos a carcajadas cuando en realidad deseamos maldecirnos.
Somos bufones, malabaristas, cuentistas, cantautores, profetas del milagro del amor y otras veces la guadaña de la muerte con el infortunio a cuestas.
El amor a las letras, el amor a la belleza, el amor a la pintura y el deseo de tener un trozo de placer en nuestros bolsillos nos hacen vernos explotados en multitud de ocasiones.

Un verdadero novelista, poeta, pintor, escultor o artista ama a su obra y ella es parte de él. Dicta una norma no escrita en nuestras mentes que jamás renegaras de un hijo, jamás dirás que no fuiste tú quien hizo tal maravilla que provocó sensaciones diversas a cientos o a una sola persona. Dice también que el peor crítico es un artista fracasado, se dedica a insultar las obras de otros sin conocimiento de causa y hace romper en lágrimas amargas al artista. También que podemos excluir a artistas cuando estos no aman a sus obras, cuando reniegan de ellas, porque no es realmente uno de los nuestros sino alguien que estaba de paso.

Aunque Dios nos maldiga y nos condene a viajar a las entrañas del infierno…recordad, Lucifer también es una criatura divina. Si bien la mayoría no creemos en las paparruchas de un libro carcomido, la mayoría somos libres y antisistema. Estamos en contra de las reglas y según dice el refrán estas están realizadas para romperlas. Somos valientes, aventureros, hemos reído en la cara del miedo aunque nos temblaran las piernas. Tenemos el cielo ganado y el infierno también, tenemos aplausos y abucheos en nuestro saco…pero nadie nos parará si en nuestras venas arde el deseo de plasmar los sentimientos que se enjaulan en nuestra ánima.
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sobre el comentario anterior si esto del blogger es gratis sí, como la licencia y esta equiparada a los derechos de autor ^^

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{Iwaki and Katou} <3 [Tócame]

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