Pinta musas. Sí, eso pinta, Musas.
Para que salgan del cuadro y alegren sus oídos con sus cantos
Pinta musas
Musas que desnudas son sensuales y vestidas son eróticas
Pinta musas
Musas inusuales, todas con el mismo rostro y el cuerpo de Venus.
Pinta musas
Mujeres entre la maleza, refrescándose en las fuentes o paseando por senderos
Pinta…pinta musas.
Sólo eso pinta mientras las alterna con ángeles y cuadros de relevancia oscura
Musas y ángeles
Niños de mirada melancólica y labios frutales.
Ángeles
Heraldos de extraño porte
Conocí a un Mago de las pinturas que en Roma pintaba musas que se quemaron en un terrible fuego. Cientos de años después conocí a otro, en ciertos escritos, que en Venecia perdió sus cuadros de ángeles y bocetos de los infiernos. Parecen ser el mismo hombre y
Sí, le amé por una imagen.
Le amé por lo que contaban de él.
Qué irónico, una imagen difuminada casi sin rasgos y por unas anotaciones vagas sobre su talento.
Jamás he conocido a alguien tan paciente y valioso. Sin duda se merece el apodo de Maestro y yo me siento un inútil ante sus directrices. No atiendo y cuando lo hago me absorbe las ideas que se acoplan en mi mente. Fotografías de instantáneas que aún no han sucedido. Acreciento mis expectativas cuando acaricia mis mejillas y sonríe. El aroma a pintura esta siempre presente en sus ropas. Intento aparentar tranquilidad, pero no puedo. Según él soy un muchacho fuerte, que puedo hacer frente a lo que sea pero me es imposible. No puedo hacer frente a este amor que nace y germina cada vez más, esta en plena primavera perpetua y me enloquece. Es por ello por lo que me pierdo en mi mismo y forjo en mi mente un laberinto, allí me hallo sentado en el centro jugueteando con una rosa. Me siento débil frente a él y lo busco, lo busco incluso cuando sé que no esta y dirijo mi mirada hasta el banco vacío.
Yo soy un ser seguro, secuestro las ideas y les imploro que sean mías. Seduzco con una mirada y me río de la muerte. Hago las cabriolas de un malabarista mientras recito un poema. Soy alocado, un bohemio y estoy cegado por la belleza más efímera. Sin embargo soy un lector empedernido, amo la literatura y la magia de los tablones de un teatro. Me carcomo la mente con la bondad y la malicia, lo hago para saber si soy un ser bondadoso o el hijo del diablo. Si bien luego río, río a carcajadas, pues no creo en ninguno de los dos y la maldad es sólo un punto de vista. Lanzo palabras envenenadas a mis enemigos, los enfurezco y me jacto de ello. Según varios que me conocen la ironía será mi esposa perpetua, es cierto. Me burlo, me burlo incluso de mi mismo. Me encanta criticarme ante el espejo y después marcarme un guiño. Soy presuntuoso, orgulloso, melodramático y el más listo de todos los tontos. Pero lo que me hace único e irresistible es que jamás me rindo y que nunca he pronunciado algo irreal. Sin embargo yo no merezco nada, no merezco las atenciones de mi maestro y me siento afortunado mientras tiemblo pensando que se puede marchar de mis manos.
Él pinta musas, ángeles y la tortura de las tinieblas…
Yo… yo tan sólo hago un pequeño diario que nadie cree ni creerá…
Somos distintos, sin embargo amantes del arte y de la lujuria pasional de cada composición.
Es mi maestro en la vida, en esta vida, porque yo jamás llegaré a su altura.
Por ello tengo celos, me envenenan los celos y siento que todo puede estallar quedándome sin nada. Ya lo perdí una vez, no pienso dejarlo jamás…por ello sufro y por ello sonrío. Por eso mi frase más típica y adherida a mis labios cada día cuando me levanto “yo te tengo a mi lado, pero no te merezco”.
Musas
Pinta musas que yo uso para conquistar su amor
Musas
Pinta musas que me complacen para componer este clamor
Musas
Pinta musas y ángeles de alas cenicientas…
Musas
Demonios que gracias a él sus almas se cimientan
Musas, demonios y ángeles…
Regalos pictóricos para las pupilas de los más clasistas
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