domingo, 18 de noviembre de 2007

Diario




Pinta musas. Sí, eso pinta, Musas.

Para que salgan del cuadro y alegren sus oídos con sus cantos

Pinta musas

Musas que desnudas son sensuales y vestidas son eróticas

Pinta musas

Musas inusuales, todas con el mismo rostro y el cuerpo de Venus.

Pinta musas

Mujeres entre la maleza, refrescándose en las fuentes o paseando por senderos

Pinta…pinta musas.

Sólo eso pinta mientras las alterna con ángeles y cuadros de relevancia oscura

Musas y ángeles

Niños de mirada melancólica y labios frutales.

Ángeles

Heraldos de extraño porte

Conocí a un Mago de las pinturas que en Roma pintaba musas que se quemaron en un terrible fuego. Cientos de años después conocí a otro, en ciertos escritos, que en Venecia perdió sus cuadros de ángeles y bocetos de los infiernos. Parecen ser el mismo hombre y la Talamasca lo busca con tesón, parece que no soy el único que lo ama, aunque sea sólo de oídas. Dicen que absorbe la vida de los hombres, que bebe la sangre que corre por las venas de cualquier inepto que se cruce ante él. Comentan que sus cabellos son de color de paja, sus ojos parecen ser trozos del mismo cielo y su voz es suave sin dejar de ser varonil. Él es Marius, le dicen el Romano y proviene de la época en la cual Zeus aún tenía seguidores. Es conocido como el Hijo de los Milenios o el Guardián de los que Deben ser Custodiados. Durante años ha llevado en el secreto más brutal y eso le hizo rodearse de la soledad, junto con la amargura. Perdió más de lo que tuvo y ahora se concentra en si mismo, en adecentar su sabiduría y en cuidar que yo no cometa una nueva locura.

Sí, le amé por una imagen.

Le amé por lo que contaban de él.

Qué irónico, una imagen difuminada casi sin rasgos y por unas anotaciones vagas sobre su talento.

Jamás he conocido a alguien tan paciente y valioso. Sin duda se merece el apodo de Maestro y yo me siento un inútil ante sus directrices. No atiendo y cuando lo hago me absorbe las ideas que se acoplan en mi mente. Fotografías de instantáneas que aún no han sucedido. Acreciento mis expectativas cuando acaricia mis mejillas y sonríe. El aroma a pintura esta siempre presente en sus ropas. Intento aparentar tranquilidad, pero no puedo. Según él soy un muchacho fuerte, que puedo hacer frente a lo que sea pero me es imposible. No puedo hacer frente a este amor que nace y germina cada vez más, esta en plena primavera perpetua y me enloquece. Es por ello por lo que me pierdo en mi mismo y forjo en mi mente un laberinto, allí me hallo sentado en el centro jugueteando con una rosa. Me siento débil frente a él y lo busco, lo busco incluso cuando sé que no esta y dirijo mi mirada hasta el banco vacío.

Yo soy un ser seguro, secuestro las ideas y les imploro que sean mías. Seduzco con una mirada y me río de la muerte. Hago las cabriolas de un malabarista mientras recito un poema. Soy alocado, un bohemio y estoy cegado por la belleza más efímera. Sin embargo soy un lector empedernido, amo la literatura y la magia de los tablones de un teatro. Me carcomo la mente con la bondad y la malicia, lo hago para saber si soy un ser bondadoso o el hijo del diablo. Si bien luego río, río a carcajadas, pues no creo en ninguno de los dos y la maldad es sólo un punto de vista. Lanzo palabras envenenadas a mis enemigos, los enfurezco y me jacto de ello. Según varios que me conocen la ironía será mi esposa perpetua, es cierto. Me burlo, me burlo incluso de mi mismo. Me encanta criticarme ante el espejo y después marcarme un guiño. Soy presuntuoso, orgulloso, melodramático y el más listo de todos los tontos. Pero lo que me hace único e irresistible es que jamás me rindo y que nunca he pronunciado algo irreal. Sin embargo yo no merezco nada, no merezco las atenciones de mi maestro y me siento afortunado mientras tiemblo pensando que se puede marchar de mis manos.

Él pinta musas, ángeles y la tortura de las tinieblas…

Yo… yo tan sólo hago un pequeño diario que nadie cree ni creerá…

Somos distintos, sin embargo amantes del arte y de la lujuria pasional de cada composición.

Es mi maestro en la vida, en esta vida, porque yo jamás llegaré a su altura.

Por ello tengo celos, me envenenan los celos y siento que todo puede estallar quedándome sin nada. Ya lo perdí una vez, no pienso dejarlo jamás…por ello sufro y por ello sonrío. Por eso mi frase más típica y adherida a mis labios cada día cuando me levanto “yo te tengo a mi lado, pero no te merezco”.

Musas

Pinta musas que yo uso para conquistar su amor

Musas

Pinta musas que me complacen para componer este clamor

Musas

Pinta musas y ángeles de alas cenicientas…

Musas

Demonios que gracias a él sus almas se cimientan

Musas, demonios y ángeles…

Regalos pictóricos para las pupilas de los más clasistas

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