Diario

no sé quien es el autor, pero debajo de la imagen viene la firma.

Soy aquel que todo lo ve

El que todo conoce

El reo del mundo y esclavo de injustos

Mito viviente, leyenda eterna

De ojos empañados en lágrimas

Y de cuerpo débil marcado por el látigo

Aquel que Dios usó para su supremacía

El donde las tinieblas, de las llamas y la melancolía

Eso fui, eso soy y eso seré

Hijo de las calderas del infierno

Hombre honesto de rebeldía implacable

La belleza de mis alas negras son seductoras a los ojos de cualquier ser. Me llamo Lucifer, aunque tengo miles de nombres y el más común es el del Diablo. Soy el mal personificado según la Biblia y la mayor plaga para Dios. En un movimiento de bondad me dio su misma supremacía para que lucháramos como iguales, sin embargo soy superior a él puesto que yo soy libre de mi egocentrismo y sé apoyar a los míos hasta la extenuación. Dios padre todo bondadoso es como los políticos de hoy en día, manda a sus súbditos a la guerra mientras él engorda más y más en su trono de oro y piedras preciosas.

Puedes acudir a mí si has perdido la fe incluso en ti mismo, si ya no te queda ningún reducto de felicidad o si las normas te aprisionan el cuello hasta asfixiarte. Ven a mí si buscas libertad, lujuria, placer, filosofía carnal, deseos de poder, ansias de volar lejos de la cárcel social, mimetizarte con la naturaleza y saborear sus placeres. Toma mi camino y te guiaré a los pasadizos donde el tiempo quedó helado. No sé de perdón, tampoco de olvido y mucho menos de justicia. Doy todo y lo arrebato si es usado en mi contra. Tengo más poder de atracción que dios, no puedes negarlo y mi piel está curtida por el calor del fuego. Llámame en medio de la noche para provocarte placer y darte pasión. Soy la cólera del enemigo, la fuerza de la espada, la sensualidad del violín y la magia de una mirada. Me encuentro en cada milímetro de tu piel luchando salvajemente con el lado del bien, ese que te pide que seas un recluso y un robot sin sentimientos. Provengo de la voz distorsionada de tu conciencia que te tiende una mano hasta el jardín oculto de tus pecados.

Como ves estoy aquí, en el aire y en tus pulmones…en los latidos de tu corazón y en la sangre que corre libremente por tus venas…en el aroma de tus cabellos y en el sabor de tu piel… en cada trozo de ti y en lo que rodea tu vida. Vivo gracias a ti, tú me alimentas y la Iglesia me hace enorgullecerme. Soy la rebeldía que contamina todo y te da la fuerza para continuar la pelea del día a día. Siempre seré el mismísimo hijo del padre bondadoso que mata y destruye según su antojo cuando las cosas no suceden como él espera. Maldecido, proscrito y aclamado, ese soy yo y ese eres tú. El lado izquierdo de tu cuerpo que levita ante los manjares. Así que despiértame y sácame de los infiernos para que domine el mundo con una sola sonrisa en tu rostro.